Alejandro Paulino Ramos escribe sobre las actividades culturales durante la Guerra de Abril de 1965

La poesía y la Cultura durante la Guerra de Abril  

Por: Alejandro Paulino Ramos

    La guerra civil iniciada el 24 de abril de 1965 fue la culminación del proceso de lucha que había comenzado con la eliminación física de Trujillo en 1961. La juventud dominicana de entonces,  surgida en un clima de limitaciones políticas y el miedo impuesto por la tiranía encontró el espacio y el tiempo soñado y cumplió con su palabra de triunfar o morir en la lucha por la libertad y la democracia de la República Dominicana.

Rene del Risco Bermúdez

   Esta juventud, de la que formaba parte un importante grupo de los poetas, intelectuales y escritores dominicanos, estaba inmersa en la prédica revolucionaria heredada de los expedicionarios del 14 de junio de 1959, pero en especial del Movimiento Clandestino 14 de Junio, instrumento  de la historia para concretizar el proyecto inconcluso de los que habían dado sus vidas en la lucha contra la dictadura. Ellos, los que mostraron valor para la organización clandestina y las protestas contra las maldades del régimen trujillista, se integraron principalmente al movimiento organizado por Manolo Tavárez Justo y regaron con su sangre, en noviembre de 1963, el camino incierto que desembocó en Abril de 1965.

  Fue así como poetas, intelectuales y escritores despertaron en la verdad de la revolución y de la lucha armada para cumplir el juramento tantas veces repetido de “Patria o muerte venceremos”, y no cedieron ante el enemigo. No hubo tiempo para las publicaciones de revistas culturales, ni para la lectura de poemas que hablaran de flores, del sol ni la luna: sola la patria ensangrentada los reclamaba.

  Por eso, más que revistas  y publicaciones literarias, fueron los poemas y los escritos revolucionarios los que cantaron a la Patria en medio del silbido del disparo justiciero o criminal y los poetas, artistas y visionarios no se acobardaron,  y allí estaban de pie sobre las trincheras, o lejos de ellas  pero apoyando el movimiento: Rafael Emilio Sanabia, Pedro J. Cruz, Rubén Suro, Antonio J. Tatem Mejía, Alcides García Lluberes,  Freddy Torrero Melo, Amado Martínez, Ludín Lugo y Víctor Manuel Gutiérrez.

También Jorge Sierra, Manuel E. Vargas, Andrés Lora Meyer, Pancho Cuevas, Miguel Alfonseca, Jesús Torres Tejada,  Pedro Caro, Juan Antonio González, Emilio Rodríguez Demorizi, Consuelo Estrella, Manuel Antonio Jiménez R., René del Risco Bermúdez, R.R.S.J., Salvador Barinas, Mirna Santana,  Juan Antonio González, J.M.P., Juan Martínez,  “El Cantor Constitucionalista” y Pedro Arenas (Diógenes Céspedes).

   Otros que publicaron sus escritos en medio de la ciudad armada fueron Abelardo Vicioso, Rafael Astacio Hernández, Julio Campusano, Máximo Avilés Blonda, Ramón Francisco, Pedro Mir, José Francisco Peña Gómez, Juan José Ayuso y Antonio Lockward.

 Héctor Incháustegui Cabral, quien al parecer no apoyaba la revolución constitucionalista y que se negó a firmar la Declaración de los Artistas que circuló el 4 de julio de 1965, auspiciada por El Frente Cultural, porque en ella se apoyaba al gobierno constitucionalista de Francisco A. Caamaño, llegó a decir de los jóvenes poetas: “La revolución inicia una explosión en cadena y la poesía no puede permanecer  indiferente, ni los jóvenes pueden, tampoco,  quedarse callados… No es extraño que cada revolución traiga su poesía y hasta corresponde a la poesía encender y mantenerla viva”.

Recital poético en la Escuela Argentina

   En el comunicado puesto a circular por el Frente Cultural se dejó constancia de la presencia de los poetas, artistas y escritores del lado de los intereses populares representados en el movimiento constitucionalista: “Los intelectuales, aristas y escritores tienen que decir presente. Presente,  pues, junto y dentro del pueblo en su combate heroico. Presente, pues, junto y dentro del grito de protesta que de un confín a otro del país y del mundo, ha condenado la agresión norteamericana contra la Soberanía Nacional…”.

“El arte vive dentro de un compromiso contraído ineludiblemente con la sociedad y el tiempo que lo crea. Los artistas dominicanos, conscientes en todo momento de esta responsabilidad, hemos participado en la lucha desarrollada heroicamente por el pueblo de la República Dominicana… Hemos cumplido con nuestro deber. Seguiremos cumpliendo con nuestro deber… Presentes, pues, hemos dicho los artistas en esta lucha de los hombres de la República Dominicana por la libertad, por la justicia social y por la democracia”. Así dice aquel manifiesto compromisario con la historia.

Silvano Lora

   En Ciudad Nueva,  la ciudad acordonada por filosas alambradas que fueron desembarcadas junto a los 42 mil soldados norteamericanos, no surgieron revistas literarias; tampoco circularon por mucho tiempo los diarios El Caribe y Listín Diario, aunque en la zona rebelde se imprimió, a partir de mayo los periódicos Patria y La Nación y en el territorio controlado por los soldados del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA), circulaba un periodiquito dirigido por Pedro Gil Iturbides, llamado La Hoja, vocero de los intereses anticonstitucionalistas y antinacionales.

 El primer intento periodístico de los “rebeldes” fue sacar al aire La Nación, que tenía sus talleres en la Avenida Mella, pero el intento parece que pronto fracasó y entonces surgió Patria. Luego La Nación circuló durante meses.

Dirigido por Tulio Carvajal y administrado por María Mercedes Jiménez (Chea), Patria salió por primera vez el 14 de mayo de 1965,impreso en los talleres de La Nación y dejó de circular a finales de noviembre del mismo año, después de la instauración, el 3 de septiembre, del gobierno provisional que presidió el doctor Héctor  García Godoy. Fue el principal vocero de denuncia y orientación del gobierno de Caamaño y en él se sintió la permanente experiencia periodística de Ramón (El Chino) Ferreras. Los grupos de izquierda tenían amplio espacio para difundir en ese medio de prensa sus informaciones.

  En Patria aparecieron poemas y escritos de dominicanos combatientes y de otros que se encontraban apoyando el movimiento, pero en la línea enemiga, los cuales, como es el caso de Diógenes Céspedes (Pedro Arenas), escribían y publicaban bajo pseudónimos: “El Constitucionalista”, P.M. (Pedro Mir), “Un Soldado Constitucionalista”, R.R.S.J., y J.M.P., y El Poeta Patriota” (Rafael Emilio Sanabia). El espacio dedicado a la poesía patriótica de los poetas dominicanos era Página Literaria, sección en la que también aparecieron poemas de Pablo Neruda, Rafael Alberti, L.E. Tanmach,  y René Depestre.

Diógenes Céspedes

   En cuanto a las tareas literarias y artísticas del Frente Cultural, este publicó en plena guerra civil un folleto antológico que recoge los poemas “Oda Gris por el soldado invasor”,  de René del Risco Bermúdez; “Canto a Santo Domingo Vertical”, de Abelardo Vicioso; “Canto a Jacques y a los otros”;, de Juan José Ayuso<; “Jornada de Abril”,  de Rafael Astacio Hernández; “Ni un Paso Atrás”, de Pedro Mir; “Funeral del Poeta Combatiente”,  y “Responso para Jacques Viau”, de Miguel Alfonseca; “Hemos Llegado a un Punto”, de Máximo Avilés Blonda, y “Tercera Oda a Walt Whitman”, de Ramón Francisco.

  El momento más doloroso para los poetas y los artistas que participaban en la guerra fue la muerte del poeta haitiano Jacques  Viau, miembro del Comando B-3. Con las lágrimas regando el asfalto de la zona intramuros cantaron al hermano asesinado: Miguel Alfonseca escribió “Responso para Jacques Viau Renaud:

“Toda la Isla para ti, compañero./ Toda la tierra agridulce de los Pueblos,/ para ti, compañero./ Todos los hombres,/ todas las mujeres,/ todos los niños de las patrias,/ para ti, compañero…”, y Pedro Arenas (Céspedes), apoyando la revolución, pero viviendo en la línea enemiga, escribió y publicó en Patria, bajo pseudónimo “Homenaje fúnebre para Jacques Viau”:  “Cayó la rosa, aljofarada./ Cayó el héroe, cuyas divisas: la péndola y la rodela/ defendieron siempre la libertad…/ Llorad tierras y cielos./ Llorad fuegos y mares./ Llorad vivos y muertos…/ El sopor enerva mi alma y/ los sentidos se obnubilan al verte caído…”. Mientras que Juan José Ayuso publicó “Canto a Jacques y a los otros”: “…Pasa Jacques Viau montado en una estrella/ y abajo nadie duerme,/ ni los niños./ Y abajo nadie duerme./ Todos están despiertos./ Todos miran a Jacques cruzar rumbo al Oriente por el cielo…/ entre los helicópteros”.

Funeral del poeta Jacques Viau Renaud

   En la zona constitucionalista todas las actividades militares, civiles y culturales,  estaban organizadas en Comandos, Frentes y Partidos, destacándose en el campo artístico El Frente Cultural, que dirigían el pintor Silvano Lora, Antonio Lockward,  Jacques Viau, René del Risco y Juan José Ayuso, y Arte y Liberación.

   Marcio Veloz Maggiolo, recientemente fallecido, establece las actividades culturales de los intelectuales en la zona constitucionalista, en su libro Cultura, Teatro y Relatos (1972), cuando dice:

“Los poetas mueren con el fusil entre los dedos, la joven intelectualidad dominicana produce gran parte de la literatura radial y escrita de la incipiente revolución. Dentro de la zona, estrangulada por el cerco de los invasores, se representan funciones teatrales, se organizan recitales, se forman grupos culturales y de orientación revolucionaria, se publican libros… Bajo este fuego de muerte la creación artística no se detuvo y así lo demostró la primera exposición de pinturas sobre el tema de la Guerra de Abril inaugurada en 1966, en la Facultad de Ingeniería”.

Pedro Mir

  Esas actividades, desarrolladas en la “invencible Ciudad Nueva”, fueron recogidas por Patria. Se destaca la exposición de pinturas inaugurada en la Galería de Arte Moderno, en El Conde I (16 de agosto de 1965), en la que se exhibieron obras de Gilberto Hernández, José Cestero, Silvano Lora, Ramón Oviedo, Lepe Pérez, Jaime Colson, Paul Guidicelli,  Gisela Risk, Asdrúbal Domínguez y Guillo Pérez. También las conferencias de Hugo Tolentino sobre la  Restauración,  y de Tirso Mejía-Ricart sobre “Santo Domingo: Ciudad Sitiada”.

  A finales de agosto el Frente Cultural abrió un curso de pintura para seleccionar la obra que “mejor represente la realidad de la Revolución Constitucionalista del pueblo dominicano”; publicó la antología “Pueblo, Sangre y Canto”, presentaron obras de teatro, películas de contenido social y de diversión.

  El Comando Artístico Constitucionalista, por su parte, celebró shows artísticos en beneficio de familiares de combatientes caídos, como fue la presentación en el Teatro Atenas, al lado del parque Enriquillo, a beneficio de los familiares del Comando Pedro Cadena, en la que participaron Armando Recio, Aníbal de Peña,  María Victoria y Cambumbo. Fernando Casado cantó para los combatientes  constitucionalistas y fue miembro del Comando Artístico Constitucionalista,  al igual que Salvador Pérez Martínez, quien declamaba poesías patrióticas.

Alberto Malagón 

  Juan José Ayuso dirigía los noticieros de la radio constitucionalista, Aníbal de Peña escribió y produjo el “Himno de la Revolución”, acompañado del conjunto músico-vocal Los Solmeños, y se organizaron exposiciones de fotografías. Por igual,  Miguel Alfonseca produjo sus libros “Arribo de la Luz” y “La Guerra y los Cantos”, y el Chino Ferreras escribió su testimonio “Guerra Patria”.

   Después de  finalizada la guerra patria, pero desde antes que se instaurara el gobierno provisional de Héctor García Godoy, que dio paso a los tenebrosos 12 años de gobierno del doctor Joaquín  Balaguer, ya los poetas, intelectuales y artistas “rebeldes” comenzaban la organización de los grupos que los representarían en el negro  y triste período histórico que se les venía encima: surgieron La Máscara, El Puño,  La Isla, y el Bloque de Jóvenes Escritores.

  Los poetas, que ofrendaron a su compañero combatiente Jacques Viau, habían cumplido con su deber y el llamado de la patria.

 

 

 

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