Rescatando la Feria del Libro Dominicano en la ciudad de Nueva York

 

  

La poeta y promotora de la cultura Lourdes Batista
anunciando la celebración de la XII Feria del Libro de Nueva York 2021


Rescatando la Feria del Libro  Dominicano en la ciudad de Nueva York

Por: Alejandro Paulino Ramos

(La Feria del Libro de Nueva York será los días 15, 16 y 17 de octubre)

La Feria del Libro Dominicano en la ciudad de Nueva York es una tradición caso olvidada, que merecía permanecer, como lo que fue y parece volverá a serla en beneficio de la comunidad dominicana radicada en la urbe y de las que residen en las ciudades más cercanas de los Estados de New Jersey y Massachusetts. Con el reciente anuncio del Comisionado de Cultura, convocando a la participación en el significativo evento bibliográfico para los días 15, 16 y 17 de octubre, la esperanza ha vuelto a renacer y todo apunta a que esa fiesta del libro y la cultura tendrá un rotundo éxito.

El evento cultural a que nos estamos refiriendo, tuvo sus inicios el 6 de octubre del 2006, durante la exitosa gestión del escritor Rafael Lantigua, quien fue Secretario de Cultura de la República Dominicana. Desde entonces, los meses de septiembre y octubre de cada año comenzaron a ser esperados en el interés creciente de participar en las actividades programadas, en las que se destacaban, además de las exposiciones, ventas y puestas en circulación de los libros de autores dominicanos de la diáspora y residentes en República Dominicana, interesantes conferencias históricas y literarias,   los recitales de poesía, homenajes a importantes intelectuales y artistas, presentaciones de cantautores, debates y coloquios sobre temas relacionados con la identidad, la música y folclor dominicano.  

Muchos todavía recuerdan las inauguraciones de la Feria en el Teatro United Palace del alto Manhattan, en las que se daban citas libreros, artistas, funcionarios, intelectuales y miembros de la comunidad, disfrutando de programas artístico-culturales que en ocasiones eran criticados por algunos sectores, pero que formaron parte de aquellas actividades. En fin, todo parecía indicar que el citado evento nunca pasaría por mayores tropiezos pues se apostaba al éxito comunitario; pero los cambios de gobiernos y la politiquería terminaron afectando al importante acontecimiento biblio-cultural. Se dio el caso de funcionarios  enganchados a ministros que consideraron innecesarias y costosas las actividades y les restaron su apoyo bajo el argumento de que el espacio podía ser aprovechado políticamente por otros sectores nacionales o ser  utilizados para las críticas a gobiernos y partidos.

En otros casos, los recursos, que se entendían tenían que ser empleados para asegurar el buen éxito de la actividad, se concentraron en la francachela, el viaje masivo de funcionarios del ministerio y del partido, que pasaban varios días en la urbe, con todos los gastos pagos, pero sin ninguna función que pudiera justificar sus presencias. Al final la censura por asuntos políticos se convirtió en la regla para medir los excesivos gastos y los méritos para obtener un reconocimiento, o para participar en la organización de la Feria, mientras que, de manera discreta, la rebatiña y la intriga iban ganando espacios y el acontecimiento cultural se fue transformando en el nido donde se incubaban intereses administrativos (competencias y zancadillas por los puestos y presupuestos del Comisionado); en un evento marcado por la inoperancia, las falsas  expectativas y la frustración comunitaria.

La Feria tenía su historia

Los dominicanos radicados en la urbe veían con interés las ferias bibliográficas organizadas por otras comunidades, y soñaban con tener la suya centrada en la promoción cultural y la consolidación como grupo étnico que desde antes se perfilaba como uno de los más importantes de la ciudad de Nueva York, tanto en el aspecto poblacional y educativo, como en el ámbito  comercial.  Los encuentros relacionados con el libro y la cultura organizados por sectores hispanos motivaron el nacimiento de la Feria del libro dominicano.

 De estas iniciativas hispanas se pueden tomar como referencias, las desarrolladas finalizando los años ochenta y principios de los noventa, muy cerca del asentamiento de la comunidad dominicana que lo es el Alto Manhattan. Uno de ellos, la feria celebrad en la estación del tren, próximo a la  avenida San Nicolás y calle 181, en la que participaron libreros y autores dominicanos.  En 1992 fue organizada frente a la Universidad de Columbia, en la emblemática avenida Broadway, una feria del libro hispana, con mesas repletas de interesantes colecciones esparcidas por esa parte de la vía,  convertida en peatonal para la ocasión. También de trascendencia significativa resultó la Feria del Libro Hispana-latina, que tuvo sus orígenes a principios del siglo XXI.  

Indudablemente las referidas fiestas culturales y bibliográficas impactaron el interés de los dominicanos de “la gran manzana”, influenciando a intelectuales, directivos de los clubes cultuales, y a los más destacados escritores de la diáspora, haciendo que para el 2006, por fin la comunidad tuviera su propia feria del libro.  

El poeta Juan Matos en la Feria del Libro
del 2015 junto a Alejandro Paulino Ramos

La primera Feria del Libro Dominicano en Nueva York quedó inaugurada como iniciativa de la Secretaría de Cultura, bajo la dirección del escritor Rafael Lantigua y de Franklin Gutiérrez, que para entonces ocupaba la dirección del Comisionado de Cultura, el viernes 6 de octubre del 2006. El evento se organizó con un amplio programa centrado en actividades artísticas, conferencias, exposiciones bibliográficas y los kioscos para la venta de libros. El lugar escogido para el significativo hecho lo fue la  Escuela Luis Belliard, en la calle 167 del Alto Manhattan y contó contó  una nutrida representación de los escritores y poetas de la diáspora, y con la presencia de renombrados poetas y escritores dominicanos, entre ellos Tony Raful, Tomás Castro, Víctor Villegas, Mateo Morrison y Lupo Hernando Rueda.

El éxito alcanzado por los organizadores del evento repercutió en el proceso de institucionalización de la Feria de Nueva York, que muy rápido adquirió el valor de  tradición cultural, esperada por sectores educativos, literarios, folclóricos, libreros, y autores de la diáspora y de los residentes en territorio dominicano. Pero los cambios en la Secretaría de Cultura se dejaron sentir de manera  negativa, poniendo en peligro la continuidad de los programas anuales que tenían como protagonistas al libro y la cultura.

Creada en el año 2000, la Secretaría fue  convertida en Ministerio a partir del 2010, y con la “transformación” y cambios de funcionarios, se profundizaron prácticas negativas y se percibió que la situación de la seccional de Nueva York entraba en proceso de  deterioro, lo que sucedió principalmente a partir de agosto del 2012, con los nuevos responsables del Ministerio de Cultura. En el ámbito neoyorquino, los funcionarios expresaron sus intereses políticos y personales a través de conflictos y competencias, motivados principalmente por el control del evento bibliográfico.

Sin embargo, no todo resultaba negativo. También se sentía el interés de los organizadores en mantener y consolidar la tradicional actividad ferial. Por ejemplo,  la VI Feria del Libro Dominicano se inauguró  el 28 de octubre del 2012 en el Boricua Collage del Alto Manhattan. En ella se dieron citas, como siempre, destacados escritores  y bibliógrafos dominicanos, entre ellos Franklin Gutiérrez, Isael Pérez, Cesar Sánchez Beras, Dinorah Coronado y Marcio Veloz Maggiolo.

En la inauguración de la actividad llamó la atención la amplia comitiva artística llegada desde Santo Domingo, con el fin de amenizar la apertura formal del evento, que tuvo lugar en el  Teatro United Palace del alto Manhattan, con la  presentación de Sergio Vargas, Pavel Núñez y Manuel Jiménez. La farándula comenzó a absorber parte del presupuesto destinado a la promoción del libro; sin embargo, al anunciarse la VII Feria del 2013, bajo la responsabilidad del comisionado Carlos Sánchez, se tuvo la esperanza de que la misma se sobrepusiera a las dificultades. Abierta a partir del 27 de septiembre en el Boricua College, se anunció la participación de más de cuarenta escritores y un programa que contemplaba unas doscientas actividades.  En esa ocasión la Feria se dedicó al importante escritor de la diáspora René Rodríguez Soriano, recientemente fallecido.

La poeta Ángela Hernández junto a Alejandro Paulino en la
Feria del Libro Hispana en Nueva York, 1988

En cuanto a la VIII Feria,  correspondiente al 2014, esta tuvo lugar  a partir del 26 de septiembre en la Escuela Gregorio Luperón; dedicada al poeta y ensayista Rei Berroa y a los escritores Ángel Garrido y Luis Terrero Melo. En aquella oportunidad se repartieron bonos con los que los  estudiantes de las escuelas públicas podían adquirir los libros ofertados por los autores y libreros. Sobresalieron en la actividad los homenajes a renombrados escritores residentes en Nueva York, Boston y New Jersey, entre ellos al poeta  y educador barahonero Juan Matos  y  el “Pabellón de la Identidad Dominicana”, coordinado por el investigador Darío Tejeda, con un amplio programa de temas culturales e históricos.

La IX Feria del libro del 2015, se desarrolló del  25 al 27 de septiembre en la Escuela Gregorio Luperón de la  calle 165 del Alto Manhattan. En la ocasión dedicada al escritor y educador residente en Puerto Rico, Eugenio García Cuevas, en merecido homenaje “por su destacada trayectoria como escritor y periodista cultural, y por sus extraordinarios aportes a la literatura dominicana a través de su obra literaria”.

Los historiadores Miguel Decamps, José Nova y Alejandro 
Paulino junto a Carlos Sánchez, Comisionado de Cultura
en la Feria del 2015.

La Feria de Nueva York camino a su desaparición

Hasta ese año del 2015 todo pareció caminar; pero se intensificó el chisme, las intrigas y los tropiezos apuntaban al descalabro de la misma, lo que se hizo más evidente a partir de la reelección de Danilo Medina, que llevó a la sustitución del Ministro de Cultura  José Antonio Rodríguez por el escritor Pedro Vergés. Extrañamente, la esperanza de cambios quedaron sepultadas en las palabras del nuevo ministro, quien al referirse a la Feria de Nueva York, en su discurso correspondiente a la inauguración de la X edición del 2016,  dejó establecido  que su interés, como ministro de Cultura, era intentar “llevar una serie de acciones que no vienen de ahora, y una de ellas es ejecutar una política cultural lo más correcta posible”.

De acuerdo al periódico “Metro”, impreso en Santo Domingo, el ministro de Cultura se expresó diciendo, que “desde el Ministerio de Cultura nos esforzamos por aplicar las políticas culturales del Estado. La Cultura la hace la colectividad a la cual el Ministerio de Cultura dirige sus actividades”, pero de inmediato se encargó de aclarar que  “desde el ministerio de Cultura no hacemos cultura ni pretendemos hacer cultura, en el Ministerio de Cultura nos esforzamos por aplicar las políticas culturales del Estado”.  Lamentablemente, la política del Estado en materia de cultura estaba en manos del presidente Danilo Medina, quien nunca dio muestra de estar interesado en ese sector y menos en lo que pasaba en la “babel de hierro”. La expresión fue considerada como anuncio temprano de lo que se veía llegar. 

Coincidiendo con esas declaraciones, emitidas en la X Feria del Libro de Nueva York, que se celebró del 28 al 30 de octubre del 2016, la comunidad de  intelectuales, escritores y estudiantes de la urbe,  vio con asombro y sorpresa general que por primera vez, desde el 2006, la Feria no tendría lugar en el 2017. La ultima en organizarse fue la de 2016, que tuvo lugar en la Escuela Secundaria George Washington y  dedicada a la poeta Yrene Santos, residente en Nueva York  y  al ensayista, filólogo y académico Orlando Alba, radicado en el Estado de Utah. 

La politiquería como enemiga de la Feria

El año del 2017 fue de lamentos, sorpresas y tristezas para los dominicanos residentes en Nueva York y en las ciudades de los Estados más cercanos. Para la ocasión, el Ministerio de Cultura anunció la realización de la esperada actividad, pero de repente el Comisionado de Nueva York anunció la suspensión de la misma. Las razones para la interrupción fueron reseñadas por el periódico “El Nacional”:

El poeta Alexis Gómez Rosa (recientemente fallecido), en
Feria del Libro de Nueva York 2015. 

“Cuando el 2 de noviembre el Comisionado Dominicano de Cultura en los Estados Unidos anunció la “posposición” de la XI Feria del Libro Dominicano en Nueva York, se desconocía lo que realmente estaba pasando. La Feria estaba prevista a realizarse los días 17, 18 y 19 de noviembre en la Escuela Intermedia Salomé Ureña de Henríquez, en Manhattan, Nueva York, y estaba dedicada al escritor e intelectual dominicano Silvio Torres Saillan”.

“Carlos Sánchez, el Comisionado de Cultura, dio a conocer un comunicado de tres párrafos en el que explicaba que “un problema de logística” era lo que impedía celebrar la feria este año, debido a los altos estándares de calidad que ferias anteriores habían alcanzado. No dijo cuál era el problema de logística, pero lamentó la posposición de la feria, prefiriendo poner en primer lugar “la calidad de la celebración de la feria y resolver los problemas de logística que hemos estado enfrentando desde hace dos meses”.

“Es decir que la feria del libro dominicano en Nueva York quedó clausurada sin haber comenzado. Carlos Sánchez no mencionó a Silvio Torres Saillant en su comunicado, ni se refirió al libro que el autor homenajeado había entregado para ser publicado por la Editora Nacional, en que se agregaban varios ensayos críticos de las políticas del gobierno dominicano”.

Por su parte, el periódico “Acento”, dio la información, no desmentida desde el Ministerio de Cultura de entonces, de que la decisión de no organizar la feria para la fecha prevista y anteriormente anunciada, fue debido a que el gobierno de Danilo Medina no la veía con agrado y debido a que el libro de Silvio Torres Saillant, tampoco era visto con interés de que se diera a conocer utilizando los recursos oficiales. La logística de que hablaba el Comisionado, era simple excusa para cubrir la politiquería barata se había impuesto sobre el libro y la cultura.

Desde entonces, la Feria quedó en el más espectacular silencio, y hasta  se llegó a pensar que con el nombramiento del arquitecto Eduardo Selman como nuevo ministro de Cultura, todo volvería a su lugar; pero no. Las excusas del ministro estaban justificadas “por la falta de recursos”, aunque en el 2018, parece que por la presión de la diáspora, el Ministerio se apresuró en  informar que la Feria seria inaugurada el 12 de octubre en la “High School for Media and Communications”, del campus educacional George Washington. Sin embargo, el anuncio fue una estrategia engañosa que no tuvo mayor resultado.

En el 2019 ya todos sabían que en la política de Estado no tenía importancia la Feria del Libro de Nueva York; pero un acontecimiento pareció mitigar la ansiedad producida por la desaparición del evento bibliográfico: a mediados de ese año fue inaugurada la Feria Internacional del Libro de Nueva York, que no tenía nada que ver con la Feria de los dominicanos; pero aquello fue pasajero, pues en el 2020 los funcionarios del Ministerio de Turismo ni siquiera se molestaron en  hablar del tema; todos los recursos estaban puestos en los intentos continuistas del presidente Danilo Medina, que gracias a Dios terminaron en fracasos.

A partir de agosto del 2020, cuando finalizó el período presidencial de Medina,  el Ministerio pasó a ser dirigido por la señora Carmen Heredia, quien se había destacado en el campo de la promoción cultural, mientras que  en  el Comisionado de Cultura quedó juramentada la activista cultural y  poeta  Lourdes Batista, quien de inmediato anunció, que por fin, a mediados de octubre del 2021 seria celebrada una nueva edición de la Feria del Libro Dominicano en Nueva York, con el propósito de rescatar la tradicional actividad, valorar el libro y la cultura  y reparar daños indebidos.  

En esta ocasión, la Feria tendrá lugar en el campus de la Escuela Secundaria George Washington, ubicada en la avenida Audubon y calle 193 del Alto Manhattan, dedicada al “escritor y sociólogo dominicano destacado en Estados Unidos, doctor Silvio Torres Saillant, y tendrá entre sus objetivos la incorporación de los autores dominico-americanos que escriben en inglés”. La programación anunciada por el Comisionado incluye  un pabellón juvenil e infantil, y un pabellón de cine, teatro, pintura y música; por igual, además de la venta y exposición de libros, abarcará  un amplio programa de  conferencias; talleres literarios, de historia e identidad dominicana, y la participación de casas editoriales de República Dominicana y Nueva York.

En la  organización de la Feria  de Nueva York no todo es color de rosa y de seguro que muchas cosas deberán ser corregidas en el camino; pero no hay dudas de que se está haciendo un gran esfuerzo para rescatar la Feria del Libro de Nueva York, y al parecer esa es la esperanza de la comunidad dominicana repartida en los condados de Nueva York y mucho más allá. El Libro, como el ave fénix, está resucitando en la “Gran Manzana”. Ojala y así sea.

(Este articulo fue publicado originalmente en Acento.com.do, el 27 de sept. 2021) 


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