LIBERTAD DE PRENSA EN REP. DOMINICANA
CRISIS DE LA LIBERTAD DE PRENSA DURANTE LA OCUPACION MILITAR AMERICANA, 1916-1924.
ALEJANDRO PAULINO RAMOS
(Los datos que aparecen aquí publicados fueron extraídos del libro inédito que lleva el título del presente trabajo)
1. INTRODUCCION
Fue nuestro interés al iniciar esta investigación, aportar una interpretación que ayudara a completar lo más posible el conocimiento que se tiene sobre la participación de la prensa en el período de la Primera Ocupación Militar Americana. La prensa dominicana, desde el inicio de la vida republicana, se desarrolló en medio de limitadas libertades impuestas por los gobiernos totalitarios y de una breve apertura durante los gobiernos del Partido Azul y Juan Isidro Jimenes, pero, a excepción de la censura de la época de la Anexión a España, nunca más había conocido la censura militar y menos la censura extranjera. Los límites impuestos por la censura no impidieron la participación de la prensa en el proyecto de consolidación y rescate de la soberanía perdida.
El estudio de la participación de la prensa a favor de la libertad del pueblo dominicano y sus luchas para poder integrarse a la misma, aún en un ambiente de censura y persecución a los medios informativos, nos permitió desentrañar la falta de libertades públicas en República Dominicana, durante el referido período de ocupación.
2. ESTADO DOMINICANO Y LUCHAS POLÍTICAS, 1900-1930.
El mecanismo de dominación más peligroso para la existencia de un Estado dominicano independiente, utilizado por los Estados Unidos, fue la Convención dominico-americana de 1907. Esta Convención consolidó el control de la referida potencia sobre la sociedad dominicana, quedando el país bajo un virtual protectorado. A la vez que se profundizaba la deuda externa, al contratar el Estado un nuevo empréstito de $20 millones de dólares, por medio de la Johr Loeb & Co., se hacia determinante el poder de los inversionistas extranjeros en la economía, a través de la Ley de Franquicia agraria y la Ley sobre Concesiones de terrenos del Estado a las compañías agrícolas.
Como hemos visto, todo el período que va de la muerte de Ulises Heuraux hasta la ocupación militar extranjera, fue políticamente hablando, un período de crisis permanente: en 16 años aproximadamente, el país conoció 14 gobiernos siendo el más duradero el de Ramón Cáceres (1906-1911); los demás fueron gobiernos que solo controlaron el Estado durante algunos meses.
Todos esos gobiernos fueron el producto de rebeliones caudillistas, muchas de las cuales estaban auspiciadas discretamente por los capitalistas extranjeros. Una docena de movimientos armados marcaron la crisis política que dieron como resultado la ocupación militar extranjera.
GOBIERNOS DOMINICANOS DESE 1899 HASTA 1916
___________________________________________________________________GOBIERNOS AÑOS
___________________________________________________________________
Gobierno de Horacio Vásquez 1899
Gobierno de Juan Isidro Jimenes 1899
Gobierno de Horacio Vásquez 1902
Gobierno de Alejandro Wons y Gil 1903
Gobierno Provisional de Carlos F. Morales L. 1903
Gobierno de Carlos F. Morales Languasco 1903
Gobierno de Ramón Cáceres 1905
Gobierno de Eladio Victoria 1912
Gobierno de Monseñor Adolfo Alejandro Nouel 1913
Gobierno de José Borda Valdez 1914
Gobierno de Ramón Báez 1914
Gobierno de Juan Isidro Jimenes 1914
Gobierno de Francisco Henríquez y Carvajal 1916
___________________________________________________________________
MOVIMIENTOS CAUDILLISTAS, 1899 A 1916
REBELIONES AÑOS
Revolución del 25 de Noviembre 1899
Revuelta de Horacio Vásquez contra Juan Isidro J. 1902
Golpe de Estado lilicista contra Horacio Vásquez 1903
Revolución Unionista 1903
Revolución Desunionista 1904
Revuelta en La Línea contra Ramón Cáceres 1906
Asesinato de Ramón Cáceres 1911
Revolución de 1912 contra Eladio Victoria 1912
Desobediencia de Desiderio Arias Contra Nouel 1913
Revolución del Ferrocarril 1913
Revolución contra Bordas Valdez 1914
Revuelta de Quirico Feliz 1915
Insubordinación desiderio Arias contra Jimenes 1916 ________________________________________________________________
La situación de conflictos vivida en todos estos años, provocados por los intereses caudillistas y del capital foráneo, asi como la necesidad de los Estados Unidos de controlar la estratégica región del Caribe, en el marco de la Primera Guerra Mundial, y la consiguiente necesidad de expansión de la producción provocaba por esa guerra, llevó a esa potencia a tratar de imponer gobiernos y medidas que permitieran la reproducción de sus capitales de sus nacionales en un clima de paz.
Para ese fin, el gobierno de los Estados Unidos presionó al dominicano para reducir el ejército dominicano y para que este colocara las finanzas del país en manos de un representante americano, como forma de garantizar el pago de los empréstitos contraídos. En 1915 presionaron para obtener solamente el control de las finanzas y el establecimiento de una guardia civil organizada y dirigida por oficiales norteamericanos. La negativa de quien ejercía la presidencia en 1915, el caudillo Juan Isidro Jimenes, provocó la presión para la renuncia de este, dando paso a su sustitución por la de Francisco Henríquez y Carvajal.
La salida de Jimenes agravó la crisis, mostrando Estados Unidos sus verdaderas intenciones. El Receptor de Aduanas comunicó al presidente Henríquez y Carvajal, la decisión de Washington de no entregar más recursos económicos, como establecía la Convención de 1907, hasta tanto no se llegara a un acuerdo sobre la interpretación del artículo tercero de la referida convención. Entonces se exigió al gobierno:
.- El establecimiento de un Consejo Financiero.
.- El control de todos los ingresos y egresos, incluyendo los contemplados en la
Convención de 1907.
.- La completa supresión del ejército y de la guardia republicana.
.- La creación de una policía comandada por oficiales americanos.
.- La reducción del presupuesto nacional, y
.- La revisión de todos los impuestos.
Los Estados Unidos al comprobar la negativa del presidente Henríquez a cumplir las referidas exigencias, decidió ejecutar los planes diseñados para solucionar, de acuerdo a sus intereses, la prolongada crisis que vivía República Dominicana: la ocupación militar del país y la imposición de un Gobierno Militar que facilitara el reordenamiento del Estado, la consolidación del capital foráneo, el desarme de la población y la creación de un ejercito alejado de los intereses caudillistas, condiciones básicas para impulsar la reproducción de los capitales invertidos..
2.2. LA OCUPACION MILITAR AMERICANA, 1916-1924
Los conflictos políticos desencadenados por los lideres caudillistas de la política dominicana, la presión de los capitalistas americanos para que terminaran estas luchas y se le permitiera desarrollar sus industrias y negocios en un marco de paz que garantizara el trabajo y la producción, así como el interés regional de Norteamérica, en medio de la Primera Guerra Mundial, confrontación internacional de gran envergadura, llevaron a Estados Unidos a ocupar militarmente el territorio dominicano en 1916, completando con este hecho la ocupación total de la Isla, ya que la República de Haití había sido ocupada desde 1915.
Con esta intervención político-militar americana, que se prolongo por ocho años, el Estado dominicano se convirtió definitivamente en una esfera dependiente del poder y los intereses norteamericanos. El gobierno militar de ocupación tomó un conjunto de medidas para reorganizar el Estado y la sociedad dominicana, aniquilando las bases del caudillismo, a la vez que se convertía en arbitro permanente de los conflictos surgidos entre los partidos, entre ellos y el Estado, y entre el Estado y el poder de los ingenios azucareros, en beneficio siempre de este último sector.
Como tarea importante del gobierno provisional, se realizaron reformas a la Constitución vigente que era la de 1908, para ajustar la legislación dominicana al modelo de dominación que se quería imponer. Después de las elecciones generales que se celebraron en marzo de 1924, este gobierno había cumplido su objetivo histórico, entregando la banda presidencial al nuevo presidente General Horacio Vásquez
2.2.2 GOBIERNO DEL GENERAL HORACIO VASQUEZ, 1924-1930
El general Horacio Vásquez resultó electo presidente de la Republica en las elecciones del 15 de marzo de 1924, como candidato de la alianza Nacional-Progresista. Esta alianza llevaba al líder del Partido Nacional como presidente y a Federico Velásquez, del Partido Progresista a la vicepresidencia. El 12 de julio del mismo año, día de la toma de posesión del nuevo gobierno, comenzó la evacuación de las tropas norteamericanas[1].
Haciendo una síntesis de lo que fue el gobierno de Horacio Vásquez, podemos decir que el mismo estuvo marcado por las luchas políticas en torno a las contradicciones entre el presidente Vásquez y el vicepresidente Federico Velásquez, así como por un proceso de debates y maniobras que permitieron la prolongación, en 1928, del período de gobierno del primero, de 4 a 6 años, así como la posterior intención reeleccionista del presidente.
El período de gobierno de Horacio Vásquez puede ser catalogado como un etapa en la que, si bien hubo represión, deportaciones, y corrupción administrativa, las actuaciones oficiales se desarrollaron en el marco de un relativo ambiente de libertades publicas y en relación a la libertad de prensa fue más abierto y liberal que el gobierno de ocupación militar americano; más dejó sentir intenciones totalitarias que pusieron en peligro esa libertad..
3. PERIODISMO EN REPUBLICA DOMINICANA, 1900-1916
El periodismo nacional en el período que va desde la muerte de Ulises Heureaux hasta la ocupación militar americana de 1916, fue, en lo fundamental un periodismo de opinión, aunque ya se había iniciado el proceso de diferenciación entre la prensa informativa y la de opinión política. Esta última fue la que prevaleció durante todo el siglo XIX. En la medida que la prensa informativa crecía y se hacia nacional y diaria, se iba convirtiendo en un medio que aspiraba a informar alejado de los intereses partidarios; aún así, los propietarios de periódicos y los redactores tuvieron marcadas relaciones políticas partidarias con los caudillos de la política nacional.
La prensa a que nos estamos refiriendo reflejaba la transición que se estaba dando entre la diaria informativa y la de opinión-partidarista. El proceso de separación que se estaba dando se fortaleció durante el gobierno de Horacio Vásquez (1924-1930).
Pues bien, de los 277 impresos que circularon en el país entre 1900 y 1916, la casi totalidad eran de vida efímera y marcada por un periodismo de opinión. Solo 11 publicaciones tuvieron características que tendían a prensa informativa, coincidiendo con su condición de diarios. Los más importantes de los informativos fueron el Listin Diario, El Tiempo y La Información.
Todos esos gobiernos fueron el producto de rebeliones caudillistas, muchas de las cuales estaban auspiciadas discretamente por los capitalistas extranjeros. Una docena de movimientos armados marcaron la crisis política que dieron como resultado la ocupación militar extranjera.
GOBIERNOS DOMINICANOS DESE 1899 HASTA 1916
___________________________________________________________________GOBIERNOS AÑOS
___________________________________________________________________
Gobierno de Horacio Vásquez 1899
Gobierno de Juan Isidro Jimenes 1899
Gobierno de Horacio Vásquez 1902
Gobierno de Alejandro Wons y Gil 1903
Gobierno Provisional de Carlos F. Morales L. 1903
Gobierno de Carlos F. Morales Languasco 1903
Gobierno de Ramón Cáceres 1905
Gobierno de Eladio Victoria 1912
Gobierno de Monseñor Adolfo Alejandro Nouel 1913
Gobierno de José Borda Valdez 1914
Gobierno de Ramón Báez 1914
Gobierno de Juan Isidro Jimenes 1914
Gobierno de Francisco Henríquez y Carvajal 1916
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MOVIMIENTOS CAUDILLISTAS, 1899 A 1916
REBELIONES AÑOS
Revolución del 25 de Noviembre 1899
Revuelta de Horacio Vásquez contra Juan Isidro J. 1902
Golpe de Estado lilicista contra Horacio Vásquez 1903
Revolución Unionista 1903
Revolución Desunionista 1904
Revuelta en La Línea contra Ramón Cáceres 1906
Asesinato de Ramón Cáceres 1911
Revolución de 1912 contra Eladio Victoria 1912
Desobediencia de Desiderio Arias Contra Nouel 1913
Revolución del Ferrocarril 1913
Revolución contra Bordas Valdez 1914
Revuelta de Quirico Feliz 1915
Insubordinación desiderio Arias contra Jimenes 1916 ________________________________________________________________
La situación de conflictos vivida en todos estos años, provocados por los intereses caudillistas y del capital foráneo, asi como la necesidad de los Estados Unidos de controlar la estratégica región del Caribe, en el marco de la Primera Guerra Mundial, y la consiguiente necesidad de expansión de la producción provocaba por esa guerra, llevó a esa potencia a tratar de imponer gobiernos y medidas que permitieran la reproducción de sus capitales de sus nacionales en un clima de paz.
Para ese fin, el gobierno de los Estados Unidos presionó al dominicano para reducir el ejército dominicano y para que este colocara las finanzas del país en manos de un representante americano, como forma de garantizar el pago de los empréstitos contraídos. En 1915 presionaron para obtener solamente el control de las finanzas y el establecimiento de una guardia civil organizada y dirigida por oficiales norteamericanos. La negativa de quien ejercía la presidencia en 1915, el caudillo Juan Isidro Jimenes, provocó la presión para la renuncia de este, dando paso a su sustitución por la de Francisco Henríquez y Carvajal.
La salida de Jimenes agravó la crisis, mostrando Estados Unidos sus verdaderas intenciones. El Receptor de Aduanas comunicó al presidente Henríquez y Carvajal, la decisión de Washington de no entregar más recursos económicos, como establecía la Convención de 1907, hasta tanto no se llegara a un acuerdo sobre la interpretación del artículo tercero de la referida convención. Entonces se exigió al gobierno:
.- El establecimiento de un Consejo Financiero.
.- El control de todos los ingresos y egresos, incluyendo los contemplados en la
Convención de 1907.
.- La completa supresión del ejército y de la guardia republicana.
.- La creación de una policía comandada por oficiales americanos.
.- La reducción del presupuesto nacional, y
.- La revisión de todos los impuestos.
Los Estados Unidos al comprobar la negativa del presidente Henríquez a cumplir las referidas exigencias, decidió ejecutar los planes diseñados para solucionar, de acuerdo a sus intereses, la prolongada crisis que vivía República Dominicana: la ocupación militar del país y la imposición de un Gobierno Militar que facilitara el reordenamiento del Estado, la consolidación del capital foráneo, el desarme de la población y la creación de un ejercito alejado de los intereses caudillistas, condiciones básicas para impulsar la reproducción de los capitales invertidos..
2.2. LA OCUPACION MILITAR AMERICANA, 1916-1924
Los conflictos políticos desencadenados por los lideres caudillistas de la política dominicana, la presión de los capitalistas americanos para que terminaran estas luchas y se le permitiera desarrollar sus industrias y negocios en un marco de paz que garantizara el trabajo y la producción, así como el interés regional de Norteamérica, en medio de la Primera Guerra Mundial, confrontación internacional de gran envergadura, llevaron a Estados Unidos a ocupar militarmente el territorio dominicano en 1916, completando con este hecho la ocupación total de la Isla, ya que la República de Haití había sido ocupada desde 1915.
Con esta intervención político-militar americana, que se prolongo por ocho años, el Estado dominicano se convirtió definitivamente en una esfera dependiente del poder y los intereses norteamericanos. El gobierno militar de ocupación tomó un conjunto de medidas para reorganizar el Estado y la sociedad dominicana, aniquilando las bases del caudillismo, a la vez que se convertía en arbitro permanente de los conflictos surgidos entre los partidos, entre ellos y el Estado, y entre el Estado y el poder de los ingenios azucareros, en beneficio siempre de este último sector.
Como tarea importante del gobierno provisional, se realizaron reformas a la Constitución vigente que era la de 1908, para ajustar la legislación dominicana al modelo de dominación que se quería imponer. Después de las elecciones generales que se celebraron en marzo de 1924, este gobierno había cumplido su objetivo histórico, entregando la banda presidencial al nuevo presidente General Horacio Vásquez
2.2.2 GOBIERNO DEL GENERAL HORACIO VASQUEZ, 1924-1930
El general Horacio Vásquez resultó electo presidente de la Republica en las elecciones del 15 de marzo de 1924, como candidato de la alianza Nacional-Progresista. Esta alianza llevaba al líder del Partido Nacional como presidente y a Federico Velásquez, del Partido Progresista a la vicepresidencia. El 12 de julio del mismo año, día de la toma de posesión del nuevo gobierno, comenzó la evacuación de las tropas norteamericanas[1].
Haciendo una síntesis de lo que fue el gobierno de Horacio Vásquez, podemos decir que el mismo estuvo marcado por las luchas políticas en torno a las contradicciones entre el presidente Vásquez y el vicepresidente Federico Velásquez, así como por un proceso de debates y maniobras que permitieron la prolongación, en 1928, del período de gobierno del primero, de 4 a 6 años, así como la posterior intención reeleccionista del presidente.
El período de gobierno de Horacio Vásquez puede ser catalogado como un etapa en la que, si bien hubo represión, deportaciones, y corrupción administrativa, las actuaciones oficiales se desarrollaron en el marco de un relativo ambiente de libertades publicas y en relación a la libertad de prensa fue más abierto y liberal que el gobierno de ocupación militar americano; más dejó sentir intenciones totalitarias que pusieron en peligro esa libertad..
3. PERIODISMO EN REPUBLICA DOMINICANA, 1900-1916
El periodismo nacional en el período que va desde la muerte de Ulises Heureaux hasta la ocupación militar americana de 1916, fue, en lo fundamental un periodismo de opinión, aunque ya se había iniciado el proceso de diferenciación entre la prensa informativa y la de opinión política. Esta última fue la que prevaleció durante todo el siglo XIX. En la medida que la prensa informativa crecía y se hacia nacional y diaria, se iba convirtiendo en un medio que aspiraba a informar alejado de los intereses partidarios; aún así, los propietarios de periódicos y los redactores tuvieron marcadas relaciones políticas partidarias con los caudillos de la política nacional.
La prensa a que nos estamos refiriendo reflejaba la transición que se estaba dando entre la diaria informativa y la de opinión-partidarista. El proceso de separación que se estaba dando se fortaleció durante el gobierno de Horacio Vásquez (1924-1930).
Pues bien, de los 277 impresos que circularon en el país entre 1900 y 1916, la casi totalidad eran de vida efímera y marcada por un periodismo de opinión. Solo 11 publicaciones tuvieron características que tendían a prensa informativa, coincidiendo con su condición de diarios. Los más importantes de los informativos fueron el Listin Diario, El Tiempo y La Información.
La tendencia a publicar periódicos de opinión y partidaristas fue descayendo, situación que se profundizó durante la ocupación militar americana. De la misma forma que fue quedando en el olvido la lucha caudillista que como epidemia había invadido el país a raíz de la muerte de Ulises Heureaux. Al producirse la evacuación de las tropas norteamericanas en 1924, y el país recobrar la soberanía, los partidos tuvieron cada menos voceros propios para pasar a utilizar los grandes periódicos de circulación diarias y nacional.
En todo el período que estamos estudiando, de acuerdo con el periodista Miguel Rodríguez Objío, los días de más ajetreos periodísticos en la capital dominicana, fueron el 20 de noviembre de 1911, un día después de la muerte del presidente Cáceres; el día que salieron tropas para Pedernales en el Cañonero “Independencia” y el vapor americano “Seminole, con motivo del grave incidente fronterizo”; el trágico 2 de diciembre de 1913; durante los días de la formidable huelga de chauffeurs, en el gobierno del General Vásquez, y el día 3 de septiembre de 1930, (miércoles), San Zenón, y los siguientes, que fueron mas que trágicos, enloquecedores, inenarrables.
3.1 AVANCES DE LA PRENSA A PRINCIPIO DEL SIGLO XX
En cuanto al desarrollo tecnológico de los periódicos dominicanos, este proceso se inició a finales del siglo XIX, llegando el Listin Diario a ser u no de los primeros en utilizar los servicios cablegráficos, inaugurado el 26 de agosto de 1889.[2] Se tiene por cierto que el servicio cablegráfico fue introducido en Republica Dominicana entre 1885 y 1886.
El gobierno dominicano creo en junio de 1896 la Escuela Telegráfica por considerarla una necesidad para el establecimiento de la red de comunicación nacional. En 1904 y 1905, el gobierno de Carlos Morales Languasco inauguró escuelas de telegrafías en Santo Domingo, Azua y Santiago. En 1911 se estableció en el país el servicio radiotelegráfico, a través de una poderosa estación que se instaló en la ciudad de Santo Domingo, pudiendo los periódicos utilizar el Cable Francés y las informaciones de radio llegadas a través de las nuevas vías. Durante la Primera Guerra Mundial estos servicios permitieron darle seguimiento a las noticias actualizadas.[3]
Durante la intervención militar norteamericana se modernizaron las líneas cablegráficas y telefónicas del país, las cuales se encontraban muy deterioradas. Se instalaron estaciones inalámbricas que unieron las principales ciudades.[4] La primera estación radiofónica fue establecida por el Gobierno Militar americano.
En 1924 el Listin Diario contrató los servicios de la Unites Press, que eran transmitidos por la All American Cables. Al comenzar el gobierno de Horacio Vásquez la revista La Opinión se convirtió en periódico diario, siendo el primer medio informativo en utilizar, el 1º. de agosto de 1927, los servicios de la Prensa Asociada.[5]
3.1.1 LA ASOCIACION DE LA PRENSA DOMINICANA
De acuerdo con el periodista Manuel A. Amiama, en su obra El Periodismo en la República Dominicana, en Julio de 1883 se constituyó en Santo Domingo la primera Asociación de la Prensa, presidida por el periodista Francisco Gregorio Billini y después por Federico Henríquez y Carvajal[6]. La segunda vez que se reorganizó en Santo Domingo la Asociación de la Prensa fue en 1905. La iniciativa fue del escritor Tulio M. Cestero, quien redactó el proyecto que sirvió para la constitución de esa institución. De acuerdo al original del proyecto, la Asociación era la reunión de los “escritores, periodistas y partidarios de la libertad de pensamiento” y tenía entre sus propósitos fundamentales el de velar por que “cuantas veces un periodista o un ciudadanos cualquiera sea perseguido por haber ejercido la garantía constitucional, se cumpla en él las prescripciones de las leyes vigentes” y la de proponer, “por medio persuasivos a que los asociados, en la expresión publica de su pensamiento se mantengan dentro de los limites de la moral y las leyes”.
Los objetivos y estatutos de la Asociación de la Prensa fueron aprobados el 25 de febrero de 1905. En aquella ocasión la Asociación protestó contra la persecución a la prensa, pero buscando constituirse en un instrumento mediador entre el gobierno y los periodistas. Entre los integrantes de la Asociación de 1905 se encontraban: Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, Tulio M. Cestero, Fabio Fiallo, Miguel A. Garrido, Manuel F. Cestero, Federico A. García, A. Ponce de León, Santiago Guzmán Espaillat, Jacinto R. de Castro, J. Esteban Bimols, Juan José Sánchez, Gustavo A. Díaz, Agustín Aristy, D. Alfonseca, Sánchez Recio, J. Tomas Mejía, R. Castillo, A. Acevedo Alberty, F. Santamaría, M. A. Machado, Rafael Henríquez, Ramón Lovatón, Lic. Spencer, y Federico Henríquez y Carvajal.[7] La Asociación de la Prensa parece que cesó por algún tiempo, desapareciendo temporalmente, para luego reaparecer en 1910: Esta constante se mantuvo en todo el primer cuarto del siglo XX: se reorganizaba, desaparecía y luego volvía a aparecer, al parecer motivada por coyunturas políticas que afectaban al sector periodístico:
Antes del desembarco de las tropas norteamericanas, y ya bajo las amenazas y exigencias del presidente Wilson, los periodistas dominicanos volvieron a reorganizar su gremio. La Asociación de la Prensa va a ser uno de las primeras instituciones en enfrentar la Ocupación Militar:
Desde temprana la Ocupación militar la asociación de la Prensa cesó en sus actividades y los periodistas se integraron a las luchas nacionalistas a través de las Juntas Nacionalistas y la Unión Nacional Dominicana. Al instaurarse un gobierno dominicano, a partir de 1924, la prensa tomó nuevo auge y mantuvo sus predicas a favor de la libertad de prensa.
En ese ambiente de relativas libertades públicas, un nuevo intentó para reorganizar y compactar al periodismo nacional se produjo en el 27 de febrero de 1927, cuando en el local de la revista Cromos quedó nuevamente instalada la Asociación con una directiva provisional, integrada por Francisco Sanabia hijo (quien participó en ese mismo año en el Primer Congreso Panamericano de Prensa, celebrado en Washington), como presidente, Eleuterio de León, vicepresidente; Lorenzo Casanova, tesorero; Opinio Álvarez M., Secretario; Hungría Lovelace, Juan S. Durán, Pedro R. Batista C, Luis Alemar, Luis E. Matos, Juan J. Bravo y Alfonso C. Tapshire, vocales[8].
Finalizado el gobierno del General Horacio Vásquez y ya Rafael L. Trujillo como presidente de la Republica, fue nuevamente reorganizada la Asociación de los periodistas dominicanos: “El 19 de julio de 1933, en horas de la noche, en el Hotel Colon, en la Capital, se constituyó la Asociación de Periodista de Santo Domingo, a iniciativa del Lic. Manuel A. Amiama. Su primer director fue Luis Sánchez Andujar.”[9]
Faltaban todavía muchos años para que esta Asociación fuera algo permanente y alejada de las coyunturas políticas.
3.2 LA LIBERTAD DE PRENSA EN REPUBLICA DOMINICANA
Al producirse la invasión militar de los Estados Unidos e imponerse un gobierno militar americano, en 1916: “El país recibió asombrado e imponente la Proclama de Knapp. La prensa enmudeció por la censura.[10]
3.3 PERIODICOS DURANTE OCUPACION AMERICANA
Al momento de ejecutarse la ocupación americana de Santo Domingo existía una considerable cantidad de periódicos de opinión que circulaban semanal u ocasionalmente, pero sólo el Listín Diario y El Tiempo en la capital, y La Información de Santiago, tenían circulación diaria desde antes del funesto hecho.
Durante el período del gobierno militar extranjero, aún bajo los limites de una censura sumamente rígida, aparecieron otros medios con circulación diaria, entre ellos los periódicos La Hoja Suelta (La Vega), El Diario de Macorís (San Pedro de Macorís), y El Siglo, Diario Nacional y el Nuevo Diario en la ciudad de Santo Domingo, lo que apuntaba a una consolidación, por lo menos en su salida y tecnología, de los periódicos de la época.
El Listín Diario, por ejemplo, modernizó sus talleres, estableciendo y ensanchando sus oficinas y creando el departamento de linotipos y rotativas. Por su parte Las Noticias, que salía de tarde, excepto los domingos, tenía servicios especiales de cable e inalámbrico, junto al periódico, propiedad de M. Flores Cabrera y el periódico El Tiempo, antes de dejar de ser clausurado, tenía los servicios de cable, inalámbrico, teléfono y telégrafo. Cuando dejó de salir, sus talleres fueron utilizados para publicar El Siglo, el cual era considerado hasta ese momento como el diario más moderno y de más bella impresión.
En Santiago La Información cerró varias veces por medidas del censor y por una ocasión no circuló durante todo un año; igual suerte corrió El Tiempo en 1916, siendo sus talleres utilizados por La Información.
Como se ve, existió una tendencia en el período estudiado, a la proliferación de diarios informativos, pero sus salidas estaban restringidas por el interés del gobierno militar.
4. LA OCUPACION MILITAR Y LA CENSURA A LA PRENSA.
El 29 de noviembre de 1916, el mismo día en que el Capitán Knapp, a nombre de los Estados Unidos de Norteamérica, proclamaba la Ocupación formal de la República Dominicana y la instauración de un gobierno militar extranjero, se explicaba en la Gaceta Oficial No.2738 de esa fecha, la suspensión de las publicaciones y de cualquier diario o periódico que ofendiera o que atentara contra el orden establecido. “Las personas responsables, dueños, redactores, directores u otros, serían expuestos a ser castigados por el Gobierno Militar”, de acuerdo al aviso publicado
La “Ley” de Censura prohibía a todos los medios informativos hacer propagandas, que pudieran utilizarse contra el gobierno militar:
Esta ley justificó los abusos sobre la aplicación de las Ordenes Ejecutivas de censura, armas y explosivos, contra la población civil. Melvin Knigth, en Los Americanos en Santo Domingo, obra fruto de una investigación realizada por este norteamericano inmediatamente se produjo la desocupación del país, escribió sobre esa censura: “Las leyes dominicanas eran “reconocidas” siempre que no estuvieran en conflicto con el objeto y los reglamentos de los militares extranjeros (…). Una censura fue establecida al mismo tiempo sobre toda clase de publicaciones”[11]
El lápiz rojo del censor inició sus trabajos, haciendo que cuanto materiales que fueran destinados a la impresión pasaran por su oficina, donde eran lentos y minuciosamente leídos y tachados los términos, párrafos e ideas, que se podían prestar a ser mal interpretadas como crítica a la presencia y la política de los Estados Unidos en los asuntos internos del pueblo dominicano:
4.1 APLICANDO LA LEY DE CENSURA
La determinación del Gobierno Militar de evitar todo tipo de disidencia a las medidas que se comenzaron a tomar inmediatamente fueron, proclamada la ocupación, innumerables. Muchas de las medidas se reseñaron en la prensa de la época, así como en libros y folletos. Miguel Rodríguez O., periodista que fue testigo de lo que significaba la ley de censura, se refiere al periódico Pica-Pica, que sufrió de las medidas.:
La ampliación arbitraria de la ley de censura provocó el encarcelamiento de decenas de periodistas, así como el cierre de varios medios y la salida de algunos comunicadores fuera del país para evitar ser encarcelados y juzgados por un tribunal militar. Manuel A. Amiama, en El Periodismo en República Dominicana”, fue uno de los testigos de la censura, ya que para entonces era periodista e integrante de la agrupación nacionalista Paladión, y recoge en su libro muchos de los abusos cometidos por el gobierno militar:
En el libro Nacionalismo, escrito por Federico Henríquez y Carvajal (libro al parecer inédito), aparece, en un Informe de la Comisión Nacionalista que denunciaba los atropellos cometido por el Gobierno Militar en nuestro país, dando a conocer en el exterior, una lista de los escritores y periodistas perseguidos y encarcelados por el gobierno militar, acusados de violación a la ley de censura.[12]
De estos casos, dos llamaron poderosamente la atención en la prensa internacional y provocaron la solidaridad en Europa, América Latina y los Estados Unidos: los casos de Américo Lugo y el del poeta Fabio Fiallo.
El doctor Américo Lugo fue sometido a la justicia por sus escritos en el semanario Patria y en Las Noticias, y por sus conferencias en las principales ciudades del país exigiendo la desocupación de la patria, mientras que Fabio Fiallo fue enjuiciado por sus escritos en la revista Renacimiento. La revista “Sin Nombre” publicada por Manuel F. Cestero y varios latinoamericanos en la ciudad de Nueva York, se hicieron eco de la situación de Lugo y Fiallo en 1920, con los siguientes términos:
La defensa de Américo Lugo, uno de los más sólidos jurisconsultos dominicanos, ante el tribunal militar, fue de gallardía y una reafirmación del sentimiento patriótico de los dominicanos; esa defensa estaba condensada en diez líneas:
Sobre el caso de Fabio Fiallo, quien fue encarcelado por largos meses, el investigador Melvin Knigth, escribió en Los Americanos en Santo Domingo, 1926:
“Manuel Flores Cabrera era dueño, en Santo Domingo, de un diario llamado “Las Noticias”. Sentía satisfacción cuando connotados hombres de letras, como Fabio Fiallo, Américo Lugo y Enrique Henríquez, escribían artículos para su periódico.(…). Fabio Fiallo tenía el titulo de Director-Redactor, que es una especie de Presidencia Literaria, común en los países de habla española. El no era en absoluto responsable de lo que escribieran otros; no tenía el derecho de rechazar los artículos, ni aún la obligación de leerlos. En el verano de 1920, algunos dominicanos prominentes concibieron la idea de una “Semana Patriótica” (…). Fabio Fiallo era uno de los pocos hombres (…) que jamás había tratado de obtener títulos militares o tomado parte en revueltas. ‘No teníamos el menor propósito’, declaró en el curso de su proceso, ‘de incitar al pueblo a la rebelión, lo que hubiera sido acto criminal, dado su estado indefenso’. Lo que ellos habían tratado de lograr fue llamar la atención de la América Latina sobre la terrible situación de Santo Domingo. ¡Lo consiguieron, de una manera más efectiva de lo que esperaban!(…). Fabio Fiallo publicó un vigoroso articulo pidiéndoles a sus conciudadanos que dejaran a un lado sus querellas personales. Se expresó en lenguaje florido acerca del tipo de dominicano que él no deseaba como amigo. El ciudadano indeseable, según el punto de vista del Director-Redactor, era quien le servia de esbirro a los invasores extranjeros; quien se encontraba en prosperidad gracias a sus nuevas relaciones y veía con gesto de desprecio la luchas que en esos días se libraban por la independencia. El poeta usó frases tales como ‘el martirologio de la madre patria’; ‘cadenas’; ‘abusos’, y ‘una cruel civilización que nos llega por la puerta del patio, con bayonetas caladas, en una oscura noche de traiciones, de sorpresas y de cobardías’ (…). Fabio Fiallo fue acusado de haber violado en dos puntos la Orden Ejecutiva No.385 promulgada el 15 de Enero de 1920.[13]
5. RESISTENCIA CONTRA LA OCUPACION:
La resistencia de los dominicanos contra la presencia de un gobierno de fuerza y además extranjero, se manifestó de variadas formas, siendo los hechos más violentos los escenificados por un puñado de valientes en la región del Cibao. En La Barranquita, un lugar cercano a Mao, unos 80 nacionalistas, encabezados por Máximo Cabral, se enfrentaron a unos 800 marines norteamericanos, muriendo veinte y seis de los dominicanos y un soldado americano.
En San Pedro de Macorís, un joven llamado Gregorio Urbano Gilbert se enfrentó a varios marines, en un hecho en el que murió un oficial de ese cuerpo. Por ese incidente Gilbert fue encarcelado, después de meses de persecución, y condenado a muerte, aunque al final la pena fue conmutada por cadena perpetua. Además, la zona azucarera del Este y Barahona fueron escenario de las luchas de los campesinos llamados “gavilleros”. Este movimiento guerrillero, mal armado y sin dominios de las artes militares, enfrentaron por largos meses las tropas norteamericanas, en un afán por evitar la expropiación de la tierra de parte de las grandes corporaciones azucareras.
El movimiento cívico de resistencia contra el gobierno militar, fue organizado por la Unión Nacional Dominicana y por las Juntas Nacionalistas. La UND fue el instrumento político más importante en la lucha por la independencia del país. Este movimiento aglutinaba a personalidades y políticos de todas las tendencias de la época. A la UND y las Juntas les tocó organizar la resistencia interna, junto a otras organizaciones nacionalistas, mientras que en el campo internacional se destacaron varias instituciones, pero en especial la Comisión Nacionalista, que dirigía Francisco Henríquez y Carvajal y otros intelectuales y periodistas dominicanos.
Combinados con el Interés de la Unión Nacional Dominicana o la Unión Nacionalista como también se le conoció, tuvo un importante papel en las denuncias el periodismo nacional.
5.1 ASOCIACION DE LA PRENSA CONTRA LA OCUPACION
Al momento de la ocupación americana el periodismo dominicano se estaba reagrupando en la Asocación Nacional de la Prensa, la cual estaba dirigida en 1916 por el director del Listín Diario, Arturo Pellerano Alfau, quien era su presidente, además de Fabio Fiallo, Américo Lugo, Conrado Sánchez, Juan Durán, Manuel Flores Cabrera, Manuel A. Machado y Félix Evaristo Mejía, entre otros.[14]
La Asociación reunía a la casi totalidad de los que habían organizado en 1905 y 1910 las asociaciones de periodistas de esos años. Tulio M. Cestero, mentor de la asociación de 1905 se encontraba en La Habana, lo que ayudó a que la Asociación Nacional de la Prensa realizara las primeras denuncias internacionales, contra el abuso que se estaba cometiendo contra el pueblo dominicano.
El 14 de noviembre de 1916, quince días antes de la proclamación formal de la ocupación militar, la Asociación Nacional de la Prensa se dirigió en cablegrama a la Asociación de Periodistas Cubanos, acogiéndose a una proposición de la prensa puertorriqueña para celebrar un Congreso de la Prensa Antillana, en Cuba.
El periodismo dominicano, a través de su gremio, planteó la necesidad de discutir en el Congreso una agenda que contemplaba, entre otros puntos, la confraternidad Inter antillana y la solidaridad en defensa o auxilio recíproco de los pueblos antillanos, cada vez que un poder arbitrario nacional o extranjero, intente amordazar la prensa o menoscabar la independencia, la soberanía o el bienestar de cualquier pueblo o nación de los que concurren al Congreso.[15]
El 18 de diciembre de 1916, la Asociación Nacional de la Prensa comunicó a Tulio M. Cestero que la misma se veía obligada a un período “de relativa calma, pues tiene, por fuerza, que cesar en su propaganda patriótica y nacionalista mientras dure la censura”. [16]
La Asociación de la Prensa hizo llegar varias cartas al periodista Tulio M. Cestero, quien se encontraba laborando el periódico El Heraldo de Cuba, en las cuales aparecen sintetizados los propósitos perseguidos para denunciar la ocupación militar extranjera:
La Asociación Nacional de la Prensa desapareció por la presión del gobierno de ocupación, por lo que el periodista Persio C. Franco se atrevió a sugerir al Congreso de la Prensa, celebrado a fines de 1920, que se “declarase a favor de la constitución de la Asociación Nacional de la Prensa i disponer lo necesario en ese sentido”.[17]
5.2 LA IGLESIA Y LA OCUPACION
La Iglesia católica dominicana se enfrentado varias veces con el Gobierno Militar Americano. Algunos sacerdotes, como el Padre Mena, fueron apresados y se pronunciaron públicamente a favor de la desocupación. Iglesia y Gobierno Militar se enfrentaron también en torno a la libertad de culto y a la penetración del protestantismo en la escuela, pero el caso más sonado lo constituyó el cruce de cartas, en diciembre de 1919, entre el Arzobispo Alejandro Nouel y W. W. Russell, Ministro de los Estados Unidos, en las que el prelado hizo duras críticas a todo lo que significó la ocupación militar. En especial dedicó un espacio amplio de la misma para denunciar la censura:
Señor W. W. Russell, Ministro de los Estados Unidos. Honorable señor: Desea usted conocer mis impresiones acerca del estado general del país. Creo no equivocarme al asegurarle que su estado general es próspero.(…). Pero ese pueblo comienza ya a creer que no le será posible continuar indefinidamente en un estado de cosas (…). El pueblo ha sufrido, si no conforme, al menos resignado, el sonrojo y peso de una intervención armada. Ha sufrido sentencias prebostales en asuntos completamente civiles, cuando según la proclama del Almirante Knapp ese tribunal (el de Reclamaciones) que falla soberanamente sin derecho alguno de apelación, violando así los preceptos básicos de nuestro procedimiento civil. (…). El pueblo ha soportado por espacio de tres años una censura para la prensa, no solamente humillante y despectiva, sino también, ridícula y pueril. Yo recuerdo haber visto un articulo científico observado por un censor, con su sello y firma, prohibiendo su publicación, porque el autor de dicho articulo decía: “Kant, el gran pensador alemán padre de la filosofía moderna, no puede considerarse inferior a Aristóteles ni a Platón, etc”. La guerra había estallado ya contra Alemania y aquel infeliz censor creyó tal vez que el elogio tributado al gran filósofo germano podría causar la derrota de los ejércitos aliados. Un sacerdote español, de conducta ejemplar, que desempeñaba la cura de almas en Sánchez, fue reducido a prisión, incomunicado y encerrado luego en Samaná en inmundo calabozo, en el que permaneció cerca de seis meses, por el solo hecho de haber elogiado en una discusión de sobremesa, en el hotel donde se hospedaba, y mucho antes de entrar los Estados Unidos en la Guerra, el valor y la organización del ejército de los Imperios Centrales. El pueblo dominicano, es verdad que en su conmociones políticas presenció más de una vez injustas persecuciones, atropellos a los derechos individuales, sumarios fusilamientos, etc (…). ADOLFO A. NOUEL”[18]
5.3 MUJERES DOMINICANAS EN EL EXTERIOR Y LA OCUPACION
El 26 de noviembre de 1919 se formó en Nueva York el Comité de Damas pro Santo Domingo, con el propósito de hacer propaganda por todos los pueblos de América y de Europa por la restauración política de la Republica Dominicana. En la noche del día indicado, tuvo efecto el acto de instalación. Las damas dominicanas que formaron la dirección del Comité, fueron las señoras Julieta P. McGrigor, Catherine de Cocco, Alicia Gutiérrez de Cestero y las señoritas Mercedes Mota, Mercedes Benedicto e Isabel López con la asistencia de los señores Pablo E. López, Turcy Robiou, Rafael Rodríguez, José Luis Betancourt, Alfredo Ortiz Vargas y Manuel F. Cestero.
El Comité de Damas formuló el plan de la campaña y dirigió una circular contentiva de sus propósitos:
5.4 COLONIA DOMINICANA EN N.Y. Y LA OCUPACION
En una carta dirigida al dirigente obrero dominicano Eugenio Kunhardt, quien participó en la Pan American Labor Conference, del 7 de julio de 1919, la colonia dominicana residente en Nueva York, le pidió a este que solicitara en ese congreso, la investigación sobre los hechos denunciados en un largo informe sobre la situación dominicana y la ocupación militar.[19]
La colonia dominicana de Nueva York celebró varias veladas, como parte de sus actividades a favor de la desocupación del país. La primera fue realzada en el Hotel Waldorf Astoria el 16 de agosto de 1919 en conmemoración de la restauración política de la Republica. Este mitin fue reseñado en un opúsculo que circuló profusamente por todos los Estados Unidos y países de la América Latina. La segunda velada en conmemoración del 77 aniversario de la independencia dominicana, fue también celebrada en el Waldorf Astoria el 27 de febrero de 1920. A esta asistieron más de 500 personas de todas las republicas hispanoamericanas:[20]
5.5 LOS OBREROS Y LA DENUNCIA INTERNACIONAL
Eugenio Kunhardt, organizador general de la Hermandad Comunal Nacionalista asistió en noviembre de 1919, a la Pan American Labor Conference de Nueva York y a la Conferencia Industrial Panamericana celebrada en Washington celebrada también a finales de 1919. En estas reuniones internacionales, Kunhardt denunció la situación de los obreros dominicanos bajo el gobierno militar:
“En esa conferencia leyó el Sr. Kunhardt un informe notable en el cual expuso la situación económica del obrero dominicano bajo la presión a que lo tiene sometido el Gobierno Militar desde el 29 de noviembre de 1916. Cuando el Sr. Kunhardt terminó la lectura de su informe el Señor Samuel Gompers se levantó de su silla, se acercó al Sr. Kunhardt y le tendió la mano estrechándola y prometiéndole ocuparse con interés en la resolución del problema dominicano. Más tarde, a raíz de haberse clausurado la Conferencia Industrial pan Americana celebrada en Washington y en la cual estuvo también presente el Sr. Kunhardt, a pesar de no habérsele admitido oficialmente en ella por carecer de los requisitos exigidos por los reglamentos, el 29 de noviembre de 1919, el Sr. Samuel Gompers, Presidente de la American Federation of Labor dirigió al Presidente W. Wilson la carta (…) y en la cual le exige prestar atención inmediata al problema obrero dominicano”( En ella se relata la exposición de Kunhardt en el referido Congreso”[21].
PERIODISTAS Y ARTICULISTAS APRESADOS Y LLEVADOS A LOS TRIBUNALES POR VIOLACION A LA LEY DE CENSURA
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PERIODISTAS MEDIO INFORMATIVO AÑOS
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Doroteo Regalado Asoc. Nac. De la Prensa 1916
Rafael Vidal Asoc. Nac. De la Prensa 1916
Julio Arzeno Asoc. Nac. De la Prensa 1916
Fabio Fiallo Asoc. Nac. De la Prensa 1916
Juan S. Durán Asoc. Nac. De la Prensa 1916
Luis C. del Castillo Las Noticias 1916
Manuel Flores Cabrera Las Noticias 1916
Oscar Delanoy Cojanlo! 1916
Vicente Tolentino La Infamación 1916
Director Los Mosqueteros 1916
Periodista Los Mosqueteros 1916
Periodista Los Mosqueteros 1916
Pelegrin Castillo Heraldo Dominicano 1916
Jesús Martines Heraldo Dominicano 1916
Ramón Guzmán Pichardo Heraldo Dominicano 1916
Onésimo Polanco Heraldo Dominicano 1916
Manuel Alix Liz Heraldo Dominicano 1916
Juan Palacios Heraldo Dominicano 1916
Raúl García Rivas Heraldo Dominicano 1916
Francisco A. Cordero Heraldo Dominicano 1916
Emilio Godoy Heraldo Dominicano 1916
Dimas Frías Heraldo Dominicano 1916
José M. Pichardo Germania 1916
Horacio Blanco Bombona Letras 1920
Rafael Emilio Sanabia La conquista 1920
Oscar Tolentino La Información 1922
Max Uribe La Información 1924
Arturo Rodríguez La Información 1924
José A. Suero La Información 1924
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Fuente: Recortes de periódicos del Archivo de Tulio M. Cestero. Biblioteca Central UASD.
5.6 LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL CONTRA LA OCUPACION
Las denuncias puestas a circular por las Juntas Nacionalistas, la Asociación de la Prensa, la Unión Nacional Dominicana, y la Comisión Nacionalista sobre lo que estaba aconteciendo con la presencia militar extranjera en todos los pueblos del país, levantó un movimiento de protestas y reclamaciones al gobierno de los Estados Unidos para que pusiera fin a la ocupación. Según Luis F. Mejía, en los Estados Unidos se levantaron voces desinteresadas, en solicitud de justicia para el pueblo dominicano y de la restauración de nuestra Independencia:
En la Habana, Cuba, los amigos del pueblo dominicano realizaron colectas para financiar los trabajos de la Comisión Nacionalistas que viajó a Washington y a Versalles, a denunciar la ocupación:
Las gestiones de los amigos del pueblo dominicano en los Estados Unidos, también resultaron provechosas para la causa dominicana. La prensa americana prestó atención a la situación dominicana, como lo explica Fabio Fiallo, en su libro La Comisión Nacionalista en Washington:
6 LA COMISION NACIONALISTA
Las primeras actividades de denuncia organizada fuera del país fueron las realizadas por cubanos y dominicanos, en La Habana, y encabezada por Francisco Henríquez y carvajal para viajar a Versalles y Washington a denunciar la situación provocada a la Republica Dominicana con la Intervención militar norteamericana. Los comisionados para esa visita donde se iba a discutir sobre el fin de la Primera Guerra Mundial, eran el propio Francisco Henríquez y Carvajal y su hermano Federico, Max y Pedro Henríquez Ureña, hijos del primero, así como Tulio M. Cestero y Fabio Fiallo.
Con los fondos obtenidos por los cubanos amigos del pueblo dominicano, quienes habían constituido un Comité Central Pro-Santo Domingo, viajó Francisco Henríquez y Carvajal a París a demandar ante la Conferencia de Versalles la restauración de la soberanía de República Dominicana, pero sus gestiones, aunque se realizaron reuniones con personalidades y se denunciaron en algunos medios lo que estaba pasando en el país, resultaron inútiles.
Desde Paris Francisco Henríquez y Carvajal viajó a Washington donde constituyó a finales de 1919, la Comisión Nacionalista Dominicana lideradas por Henríquez y Carvajal, Tulio M. Cestero, y Max Henríquez Ureña. Francisco Henríquez y Carvajal actuaba como presidente de jure de la Republica Dominicana.
Las actividades de la Comisión comenzaron en septiembre de 1919 con conferencias y reuniones con funcionarios del Departamento de Estado, quienes no le reconocían su condición de presidente de jure. La primera propuesta de la Comisión Nacionalista a los Estados Unidos, a través de un memorando fue la de una desocupación gradual con la cooperación de los dominicanos, pero para esto debíase suprimirse la ley militar, restaurar las libertades civiles y políticas, conferir las funciones de policía de las ciudades a los Municipios, dar una nueva organización a la Guardia Republicana, suprimir la censura a la prensa, suprimir la justicia prebostal, la creación de una Comisión Consultiva, así como un conjunto de reformas políticas y administrativas.[22]
El poder de discusión de la Comisión Nacionalista Dominicana solo se hizo determinante cuando en el país se fue organizando la protesta contra la presencia extranjera y en el exterior se desarrollo una campaña de prensa pidiéndole a los Estados Unidos la desocupación de la Republica Dominicana.
Aunque hubo quienes llegaron a plantear la lucha armada para expulsar las tropas nortemearicanas del país (T. A. Cestero Burgos, llegó a plantear “Pueblo: cree firmemente en que disfrutaras de una libertad real, cuando la haya conquistado con sangre…? Has visto alguna vez en la vida de los pueblos que la libertad se haya conseguido con palabras? Nunca…Siempre con el filo del acero…sobre montones de cadáveres”)[23], Francisco. Henríquez y carvajal y la Comisión que presidía eran partidarios de las luchas pacificas para lograr la salida de las tropas norteamericanas. Su posición fue externada el 27 noviembre de 1921, en un discurso pronunciado en un encuentro organizado por la Asociación de Jóvenes Dominicanos, en Santiago de los Caballeros:
La Junta Consultiva sugerida por la Comisión Nacionalista al Departamento de Estado en 1919, se entendía como paso previo para preparar la desocupación militar de Santo Domingo y asesorar al gobierno militar en la elaboración un conjunto de reformas políticas y administrativa. El gobierno americano aceptó y creo la referida Comisión Consultiva sin señalarle específicamente sus funciones, que eran la de preparar la restauración de la nacionalidad. Su labor de asesoría no fue de mucha utilidad por encontrarse en una posición falsa y desairada.
7. LA PRENSA Y EL NACIONALISMO CONTRA LA OCUPACION
Aunque muchos profesionales, hombres de negocios y ciudadanos se prestaron a la colaboración con el régimen extranjero que gobernó la Republica Dominicana entre 1916 y 1924, una gran parte de la sociedad se fue organizando en las organizaciones creadas para orientar y ejecutar las luchas por la soberanía nacional. Entre las organizaciones más representativas del período podemos se encontraban las Juntas Nacionalistas y la Unión Nacionalista Dominicana.
7.1 LAS JUNTAS NACIONALISTAS
Las Juntas Nacionalistas comenzaron a aparecer en la región del Cibao, comenzando por San Francisco de Macorís, Santiago, Tamboril, Puerto Plata y Moca, celebrándose en esta última la primera protesta pública planificada por la Junta contra la Ocupación. La primera Junta Nacionalista se instaló en la residencia de Manuel María Castillo, en San Francisco de Macorís, el 1º. De diciembre de 1919, por iniciativa de Luis F. Mejía, con el propósito de “luchar por todos los medios por la restauración de nuestra independencia absoluta”.[24] La Junta fue presidida por Manuel Castillo, Alfredo Betances como vicepresidente; Basilio Camilo, tesorero, Félix Maria Germán, como secretario de actas y Luis F. Mejía como secretario de correspondencia..
Durante la Semana Patriótica, organizada por el nacionalismo y la Prensa a mediado de junio de 1920, las Juntas Nacionalistas organizadas en los pueblos, se destacaron en la actividades, pues estas se constituyeron en la estructuras de participación de los que estaban a favor de la desocupación militar. El resultado de las recaudaciones realizadas por las Juntas, fueron entregados a la Comisión Nacionalista para la denuncia de la situación dominicana en Washington y otros países:
7.2 LA UNIÓN NACIONALISTA DOMINICANA
La Unión Nacional Dominicana, a la que también se le conocía como Unión Nacionalista Dominicana, se constituyó como frente de masa que aglutinaba personalidades de diferentes tendencias ideológicas, desde los más radicales que exigían la “desocupación pura y simple”, hasta líderes de los partidos caudillistas. Estos últimos se encontraban en receso y rara vez protestaron la situación de dominación extranjera que se estaba viviendo:
Los objetivos perseguidos por esta organización, fueron planteados en una proclama pública que apareció en algunos periódicos y revistas. La proclama dejaba claramente establecidos los propósitos:
Los líderes de la Unión Nacional Dominicana fueron: Emiliano Tejera, Presidente; Licdo. Enrique Henríquez, Vice presidente; Dr. Américo Lugo, 2do. Presidente; Andrés Pérez, Tesorero; Antonio Hoepelman, Secretario de Actas; Emilio A. Billini, Secretario de correspondencia; Vocales: Fabio Fiallo, Licdo. Armando Pérez Perdomo, Dr. M. A. Machado.[25]
8. LA CENSURA LLEGANDO A SU FIN
Si bien es cierto que la represión a la prensa, la persecución contra los “gavilleros”, el fin de la primera guerra mundial, y la crisis económica que se estaba viviendo a partir de 1920, fue determinante para la desocupación militar, esa decisión no hubiera sido posible sin la campaña de protestas de los periodistas. La campaña internacional de denuncia y la prisión de los periodistas, articulistas y conferencistas, fueron condicionamientos básicos para que fuera del país se pusiera atención a lo que estaba aconteciendo en República Dominicana:
Las denuncias y las protestas solidarias de instituciones, personalidades y medios informativos de América Latina, Europa y Estados Unidos, van a incidir poderosamente para que, por lo menos intencionalmente el Gobierno Militar permitiera algunos niveles de críticas contra las autoridades:
Las protestas en el exterior, impulsadas por la Comisióna Nacionalista Dominicana se dejaron sentir en Cuba, México, Brasil, Uruguay, Argentina y los Estados Unidos de Norte América. Internamente, las protestas se organizaban y dirigían a través de la Unión Nacional Dominicana y las Juntas Nacionalistas, las que más se destacaron en las jornadas patrióticas por la desocupación.
En medio de la campaña de prensa y contactos internacionales contra la ocupación, el gobierno militar extranjero trató de “suavizar” propagandísticamente la represión que desde 1916 venía aplicando al pueblo dominicano. Esa razón hizo que el gobierno militar publicara el 14 de enero de 1920, la Orden Ejecutiva No.384, anunciando que el gobierno de ocupación estaba investido:
Un día después de la aparición de esta Orden Ejecutiva, tenida como ley, el gobierno abolió formalmente la ley de censura aparecida en la Gaceta Oficial en noviembre de 1916, pero esto era parte de una vulgar farsa, montada para satisfacer la política internacional del gobierno de los Estados Unidos, que se encontraba a la defensiva ante la propaganda del movimiento nacionalista dominicano.
La referida Orden Ejecutiva, publicada en la Gaceta Oficial No.3083, de 1920 estaba firmada por Tomas Snowden, C0ontra-Almirante de la Armada de los Estados Unidos, y Gobernador Militar de Santo Domingo.
Los periodistas, los intelectuales, los nacionalistas y algunos políticos al conocer la referida Orden Ejecutiva, se dieron cuenta inmediatamente de la “jugada” propagandística, pero como en el artículo 1ro. decía que la ley de censura quedaba derogada, hicieron caso omiso a los demás artículos e intensificaron sus protestas en discusiones, conferencias, escritos, sin importan los encarcelamientos y los riesgos que se corrían, lo que provocó el recrudecimiento de las medidas de fuerza y represión contra la prensa y la oposición al gobierno, siendo el encarcelamiento más selectivo que antes.
El CONGRESO DE LA PRENSA
Fue a partir del segundo semestre de 1920 y los primeros meses de 1921 el período más ardoroso de la lucha contra la Ocupación de los Estados Unidos. Una resuelta falange de oradores y periodistas se lanzó contra las amenazas de la censura, para atacar con violencia inesperada los manejos del Gobierno Militar hacia el Protectorado, y alentar al pueblo contra toda maniobra “transaccionista”. Ya comenzaban los que habían permanecido en silencio, llevando una vida discreta y de sumisión al Gobierno Militar, así como los viejos lideres caudillistas, a dar muestra de, si se efectuaba la desocupación que se venía rumorando, convertirse en los representantes del pueblo dominicano.
Fueron numerosos los hechos que demuestran la posición de la prensa nacional a favor de la desocupación militar y el rescate de la soberanía, siendo el acontecimiento más importante en ese camino el Congreso de la Prensa, el cual fue celebrado en la Sala Capitular del Ayuntamiento. Este evento, que reunió a la casi totalidad de los medios de comunicación del país, fue inaugurado el 20 de noviembre de 1920 y finalizó a mediado de enero de 1921, en medio de los intentos del gobierno militar por impedirlo. La constitución del Congreso fue anunciada y acogida por la mayoría de los medios informativos y publicada como opúsculo el 25 de noviembres, impreso en la imprenta del Listín Diario:
El presidente del Congreso lo fue Horacio Blanco Bombona, director de Letras y el vicepresidente Fabio Fiallo, delegado de El Progreso. El segundo vicepresidente lo fue el Pbro. Eliseo Pérez S., por el Boletín Eclesiástico, el secretario de acta Félix Ma. Nolasco, delegado de El Porvenir. Vicente Tolentino R. era el tesorero y representaba a La Información, mientras que Antonio Hoepelman, era el delegado por Las Noticias. Al ser apresado Blanco Bombona, por haber publicado la fotografía de Cayos Báez torturado en la revista Letras, la presidencia del Congreso pasó a ser ocupada por Fabio Fiallo. Encabezan la lista de directores y medios informativos: Arturo Pellerano Sardá del Listín Diario, Emilio A. Morel por El Baluarte, Raúl Carbuccia de El Tiempo, Rafael Lamarche,, por Renacimiento y Enrique Aguiar, de Cosmopolita, y otros 17 medios informativos de todo el país:
La Revista Renacimiento se refiere a la importancia de este evento patriótico de la prensa dominicana, que conmovió la sociedad capitaleña y repercutió en el ámbito internacional:
En este foro de denuncia los que más se destacaron fueron: El Tiempo, el Listín Diario, La Información, Patria, La Bandera Libre, El Heraldo Dominicano, Las Noticias, Letras, El Domingo, El Diario, El Independiente y Cojanlo, y fue visible la presencia de los lideres de las organizaciones culturales quienes participaron representando periódicos y revistas. Por ejemplo, Moreno Jiménez y Rafael Augusto Zorrilla del postumismo, así como Francisco Prats-Ramírez de Paladión fueron delegados al Congreso de la Prensa.[26]
El periodista Persio C. Franco, quien pertenecía al equipo de redacción del periódico Patria, escribió lo que el tituló “Insinuaciones al Congreso de la Prensa”. En este escrito, su autor planteaba: declararse a favor de la constitución de la Asociación Nacional de la Prensa; dclararse a favor de la creación de un Tribunal de Honor que juzgue los casos de infracción, por cualquier periódico del país, a las disposiciones que tome el Congreso; declararse a favor de la creación de una cátedra de periodismo en la ciudad capital. Proclamar el seudónimo como algo inmoral y pernicioso. Y proclamar que son de igual importancia las noticias y los sueltos que se publican en la prensa. Declararse en contra de las alusiones en sueltos y gacetillas a las relaciones de amistad o parentesco entre los directores dueños de periódicos y las personas que se mencionan en ellos. Que los periódicos deben de emprender una campaña de prédica del civismo, reproduciendo trozos de los escritos de Espaillat, Meriño, Galván, Hostos, Bolivar, García y San Martín y declarar que es importante que la mujer dominicana vaya a la arena del periodismo. Proclamar como muy peligroso para la Republica la venta de terreno a extranjeros y proclamar que el idioma, la religión, la música, el canto, las modas y las costumbres, no son agentes de conquista.[27]
El gobierno militar intentó entorpecer los trabajos de este encuentro “procurando que se le retirara el permiso de reunirse en el Palacio Consistorial, pero sin conseguirlo”. El éxito del Congreso de la Prensa fue tan rotundo que se prolongó por más de dos meses, llevando al Gobernador Militar a publicar (a menos de 15 días de iniciado el evento), dos nuevas Ordenes Ejecutivas entre el 1ro. y el 6 de diciembre de 1920: la Ordenes Ejecutivas No. 572 y 573 sobre “Sedición” y “Difamación”; la primera era una repetición casi perfecta de la que ley de censura de 1916 y que supuestamente había sido derogada; ahora la nueva Orden Ejecutiva añadía en su articulo 5to. una nueva penalidad: “El que infrinja cualquiera de las disposiciones de esta Orden quedará sujeto a pena de multa no mayor de $3,000 oro americano, ó a trabajos públicos de un mes a cinco años, o ambas prensas.[28]
Con la Orden Ejecutiva No.573 sobre Difamación, y publicada en la Gaceta Oficial 3175, de 1920, se buscaba consolidar las medidas de la anterior y llevar el miedo a los que estaban desafiando la censura militar:
La nueva “ley” en su articulo 3ro. definía como injuria y difamación cualquier “expresión afrentosa, cualquiera invectiva o término de desprecio, que no encierre la imputación de un hecho preciso”.[29]
8.1.3 NUEVA REPRESIÓN CONTRA LA PRENSA
Después de abolida la “Ley de Censura”, y sustituida por las Leyes de Sedición y Difamación, el periodismo dominicano aprovechó la oportunidad, aún en el conocimiento de que la censura, en la practica continuaba, y desató una campaña de denuncia contra la ocupación americana, exigiendo la vuelta a la soberanía. El Congreso de la Prensa fue parte de esta campaña. La respuesta del Gobierno militar americano fue la represión contra los periodistas, que no detuvo sin embargo, el movimiento de opinión que se había iniciado. Muestra de la represión y de la continuación de la censura fueron las prisiones de los periodistas Doroteo Regalado por criticar, en una conferencia en Barahona, al gobierno militar, y Horacio Blanco Bombona por sus actividades en el Congreso de la Prensa, del cual fue el primer presidente. Su prisión se ejecutó en noviembre de 1920 y su expulsión del país en 1921:
La nueva “ley” en su articulo 3ro. definía como injuria y difamación cualquier “expresión afrentosa, cualquiera invectiva o término de desprecio, que no encierre la imputación de un hecho preciso”.[29]
8.1.3 NUEVA REPRESIÓN CONTRA LA PRENSA
Después de abolida la “Ley de Censura”, y sustituida por las Leyes de Sedición y Difamación, el periodismo dominicano aprovechó la oportunidad, aún en el conocimiento de que la censura, en la practica continuaba, y desató una campaña de denuncia contra la ocupación americana, exigiendo la vuelta a la soberanía. El Congreso de la Prensa fue parte de esta campaña. La respuesta del Gobierno militar americano fue la represión contra los periodistas, que no detuvo sin embargo, el movimiento de opinión que se había iniciado. Muestra de la represión y de la continuación de la censura fueron las prisiones de los periodistas Doroteo Regalado por criticar, en una conferencia en Barahona, al gobierno militar, y Horacio Blanco Bombona por sus actividades en el Congreso de la Prensa, del cual fue el primer presidente. Su prisión se ejecutó en noviembre de 1920 y su expulsión del país en 1921:
Otros periodistas apresados, a partir de 1920, fueron: Américo Lugo, el venezolano Flores Cabreras, director de Renacimiento, Luis C. del Castillo, y Fabio Fiallo. Américo Lugo, literato y jurisconsulto fue sometido a un tribunal marcial por haber escrito un artículo doctrinario acerca de la ilegalidad de la ocupación norte-americana en Santo Domingo por fuerzas de los Estados Unidos de América. La prensa de los países antillanos, suramericanos, centroamericanos y de este mismo país, se ha ocupado del caso del Dr. Lugo. Flores Cabrera fue sacado del país y la revista suspendida por un tiempo y a Fiallo lo condenaron a pagar multa de $2,500 y a sufrir prisión de un año en el “Homenaje” de Santo Domingo. Luis C. del Castillo fue sentenciado a trabajos públicos.
La censura se extendió a los lugares de reuniones públicas. Se dio el caso de perseguir al poeta español Francisco Villaspesa, quien había llegado al país en aquellos días, amonestándolo con frecuencia aunque se atuvieron de expulsarlo del país para no dar mayor resonancia a su labor. Villaespesa había popularizado en todos los sitios que se presentaba un “Canto a Santo Domingo”, tomado como bandera de protestas por los presentes:
En Santiago se ordenó la prisión, después de un discurso, de Cesar Tolentino, quien pudo escapar y embarcarse por Puerto Plata. “A partir de entonces las autoridades controlaron los recitales del poeta español y se suspendieron los discursos patrióticos.” [30]
9. PREPARANDO LA DESOCUPACION
En 1921 el movimiento contra la intervención tomó auge debido a la grave crisis económica que comenzó a estremecer la industria y el comercio, pero a la vez que aumentaban las protestas se hacía más común el apresamiento de periodistas y hombres del pueblo. Estos apresamientos provocaron, según Fabio Fiallo una más sólida reacción de la solidaridad internacional: “La más fuerte reacción que hasta entonces se hubiese oído contra el Gobierno de los Estados Unidos. Iniciada desde La Habana por el Dr. Modesto Morales Díaz, Presidente de la Asociación de la Prensa, en menos de una semana se extendió como gigantesca ola de fuego por todo el continente”.[31]
La presión internacional, las propagandas y actividades internas, la desobediencia civil de los periodistas y los intelectuales, y la crisis económica que se profundizaba día a día con la caída de los precios en el mercado internacional, llevaron al presidente Wilson a proponer a la Comisión Nacionalista que lo visitó en Washington el famoso “Plan Wilson”, que dejaba el país bajo un virtual protectorado, por lo que fue inmediatamente rechazado.
9.2 EL PLAN WILSON
El Plan Wilson, conocido con este nombre por haber sido propuesto por Thomas Woodrow Wilson (presidente de los Estados Unidos desde 1912 y reelecto en 1916), planteaba una rápida retirada de las tropas norteamericanas de Santo Domingo, creaba una Junta de Representativos que prepararían la reforma a la constitución, la que convocaría a las elecciones de la Asamblea Constituyente que elegirían las cámaras para que estas eligieran el nuevo presidente. La convocatoria para todo esto tenía que ser hecha por el Gobierno Militar. La propuesta fue rechazada por la Unión Nacional Dominicana y la Comisión Nacionalista que discutía en Washington los asuntos referentes a la salida de las tropas norteamericanas de la Republica Dominicana, por entenderse que el Gobernador Militar no tenía facultad para convocar el congreso ni las elecciones.
Rechazado por la mayoría de los dominicanos, especialmente por los nacionalistas, el Plan Wilson se fue quedando en el olvido, aunque las autoridades llegaron a nombrar la Junta de representativos, constituida por Monseñor Nouel, Francisco J. Peynado, Federico Velásquez, Jacinto R. de Castro y Rafael Justino Castillo, los que después de algunas dificultades sobre su ejercicio, se decidieron a renunciar.
La proclama del Plan Wilson fue dada a conocer en Santo Domingo el 23 de diciembre de 1920, firmada por el Contralmirante de la Armada de los Estados Unidos Thomas Snowden, quien ejercía la condición de Gobernador de Santo Domingo:
La Rechazada propuesta del Presidente Wilson, fue realizada en medio de la campaña presidencial de los Estados Unidos, lo que hizo que Warren G Harding, candidato a la presidencia, criticara la política de Wilson hacia la Republica Dominicana y ofertara, ya presidente, una nueva propuesta de desocupación muy parecida a la anterior.
Mientras estos planes se fraguaban, llegó a Santo Domingo, en nombre de 1921, el presidente de la Comisión Nacionalista, Francisco Henríquez y Carvajal, dinamizando los movimientos de protestas que se estaban dando en muchas ciudades del país. Se convocó a congresos regionales de las Juntas Nacionalistas para trazar pautas en las luchas por la liberación y en diciembre 1921 se tomaron los acuerdos de mantener las protestas contra la intervención, rechazar la ampliación de las facultades del Receptor de Aduana, negarle capacidad al gobierno de ocupación para llamar a elecciones nacionales, y rechazar la misión militar en todas sus formas. [32]
Inmediatamente después de su triunfo, Harding, ahora en su condición de presidente de los Estados Unidos, planteó a los comisionados su propuesta, conocida como Plan Harding, pero este no tenía sustancial diferencia con el Plan Wilson, por lo que también fue rechazado.
9.3 PLAN HARDING
El Plan Harding fue dado a conocer a los dominicanos a través de una proclama firmada por el Gobernador Militar de Santo Domingo, Contralmirante Samuel S. Robinson, el 14 de junio de 1921. Warren Gamaliel Harding, partidario del proteccionismo, sustituyó en la presidencia a Thomas Woodrow Wilson a partir de 1921:
El plan incluía la función de ejecutivo con todas las prerrogativas para convocar el Congreso, los Colegios Electorales y nombrar representantes para negociar la Convención de desocupación militar del país. La Convención se encargaría, de acuerdo al Plan, de ratificar los actos del gobierno militar, y dejando en suspenso la Comisión Consultiva que había sido nombrada el 23 de diciembre de 1920. La Comisión Consultiva había sido designada por el Gobierno Militar el 3 de noviembre de 1919 y estaba integrada por Monseñor Adolfo A. Nouel, Federico Velásquez, Francisco J. Peynado y Jacinto R. de Castro.
Esta proclama fue denunciada y rechazada, el 19 de junio de 1921, por un manifiesto firmado por decenas de intelectuales dominicanos dirigida a los “extranjeros residentes en el territorio dominicano”, y en el que se dice:
El manifiesto estaba firmado por varias docenas de intelectuales, entre los que sobresalen:: Fabio Fiallo, Américo Lugo hijo, Luis A. Abreu, Enrique Aybar, Julio E. Pérez, Julio F. Peynado, C. Larrazabal Blanco, Apolinar de Castro, J. Rafael Bordas, R. A. Hernández, J. M. Troncoso y Sánchez, Esteban Gregorio Billini, H. Herrera Billini, Salvador Coiscou, Luis A. del Castilo, José E. Aybar, Manuel A. Amiama, Gilberto Fiallo R., Gilberto Sánchez Lutrino, Antinoe Fiallo, Ismael Sánchez, Ariosto Fiallo y Viriato A. Fiallo.[33]
A la vez el doctor Francisco Henríquez y Carvajal, presidente de la Comisión Nacionalista redactó, puso a circular y presentó al Departamento de Estado de los Estados Unidos un “Memorando contra el Plan Harding, el 14 de julio de 1921, rechazando el interés de Washington en redactar unilateralmente el referido plan adoptado por el gobierno norteamericano como condición para desocupar el país. Francisco Henríquez y Carvajal rechazó en este memorando entregar el mando de la fuerza publica a oficiales norteamericanos, el uso de los 2,500,000 a cargo de la República Dominicana por entender que no es esencial y no estar de acuerdo con empréstitos que el gobierno militar quiera concertar a nombre de los dominicanos, rechazo el reconocimiento o ratificación de los actos del Gobierno Militar, y que la República Dominicana no puede aceptar las responsabilidades por daños y perjurios como consecuencia del Gobierno Militar, y menos aceptar prestar su asentimiento a la función de Ejecutivo Nacional que asume, de acuerdo al Plan Harding, el Contralmirante Robinson. Se negó a concurrir a elecciones, ni prestar su concurso a ninguna operación llevada a cabo de acuerdo con el referido Plan[34].
En diciembre de 1921 se constituyó un Comité Restaurador, como representación de la opinión publica nacional, bajo la presidencia del doctor Henríquez y compuesto por los Jefes de los Partidos, el Jefe del Clero Nacional, el Presidente del Congreso Masónico, así como por delegados de la Unión Nacional, de las Juntas Nacionalistas, del Congreso de la prensa, de la Junta de abstención electoral, de las organizaciones obreras y de las agrupaciones de carácter publico que tuvieran una organización nacional. El propósito de este Comité era el de discutir y tomar resoluciones sobre el proceso electoral, que ya se veía claro, era de interés del gobierno de los Estados Unidos.
Al final los caudillos, algunos de los cuales mantenían contactos con la Unión Nacional Dominicana y las Juntas Nacionalistas, fueron abandonando estas organizaciones patrióticas para entenderse directamente con el poder extranjero. Se alejaron de los nacionalistas porque estos sustentaban la posición de la “desocupación pura y simple”, y firmaron con el gobierno americano el Plan Hughes-Peynado, que fue el que en definitiva convino a los intereses extranjeros. Sin embargo, con la aplicación de este Plan el país fue paulatinamente alcanzando su soberanía, lo que vino a suceder en 1924; pero la soberanía alcanzada estaba limitada por la dependencia económica, militar y política del Estado dominicano a los Estados Unidos de Norteamérica.
9.1 CRISIS Y DOSOCUPACION MILITAR
Al finalizar la Primera Guerra Mundial terminó la “danza de los millones” y una crisis económicas sin precedentes en esos años comenzó a afectar la economía dominicana; este crisis motivó niveles de protestas de los sectores intelectuales de la burguesía y la pequeña burguesía y de los sectores nacionalistas que se habían agrupados en la Unión Nacional Dominicana, junto a sectores intelectuales.
A partir de 1921 se iniciaron las negociaciones para la desocupación del país, hasta llegar al entendido de evacuación que se conoció como Plan Hughes-Peynado. Con la firma de este tratado, se instaló un gobierno provisional encabezado por un comerciante ligado a la producción azucarera, Juan Bautista Vicini Burgos, quien se encargó, asesorado por los americanos, de organizar y celebrar las elecciones presidenciales de 1924.[35]
9.4 EL PLAN HUGHES-PEYNADO Y EL FIN DE LA OCUPACION
Las negociaciones para la desocupación del país, como hemos visto, ya estaban en manos de los “representativos” de la política dominicana, los que viajaron a Washington y discutieron con el gobierno militar en el país, llegando a un “entendido” para evacuar las tropas y volver a la independencia. El resultado de esas negociaciones se publicó en la prensa nacional el 13 de septiembre de 1922, pero ya habían sido aprobadas en Washington el 30 de junio del mismo año.
Las negociaciones fueron encabezadas por un hombre vinculado a los intereses económicos y políticos de los norteamericanos, el licenciado Francisco J. Peynado, sustituyendo en esas gestiones a Francisco Henríquez y Carvajal, quien se mantuvo en una aptitud más acorde con el interés nacionalista. En las negaciones iniciadas por Peynado en Washington con Summer Welles y el Ministro Americano en Santo Domingo, W. Russell y que al final terminaron con el acuerdo de evacuación, también participaron: Horacio Vásquez, Federico Velásquez, Elías Brache y Monseñor Adolfo A. Nouel,. Este acuerdo fue conocido como Plan Hughes-Peynado, por haber sido los dos negociadores más importantes, el licenciado Francisco J. Peynado y el Secretario de Estado Norteamericano Charles Evans Hughes, los que asumieron la mayor responsabilidad del mismo:
Este memorando del Entendido de Evacuación firmado en Washington, el 30 de junio de 1922, contempló:
1. El Gobierno militar anunciará que se instalará un gobierno provisional con el objeto de promulgar la legislación que regule la celebración de elecciones y provea la reorganización de los gobiernos provinciales y municipales, a fin de capacitar al pueblo dominicano a hacer las enmiendas a la Constitución y que el Gobierno Provisional asumirá los poderes gubernativos y será único responsable de sus actos.
2. La selección de un presidente provisional y de su gabinete hecha por la mayoría de votos de la comisión compuesta por Horacio Vásquez, Federico Velásquez, Elías Brache, Francisco J. P:eynado, Adolfo A. Nouel.. No se efectuaran pagos por la Secretaria de Hacienda que no esté de acuerdo con la ley de presupuesto; el gobierno militar entregará el Palacio Nacional y las Fuerzas Militares de los E.U. se concentraran en uno, dos, o tres puntos, conforme lo determine el Gobernador Militar. Se darán los pasos para convocar las Asambleas Primarias, de acuerdo con la ley electoral para la designación de funcionarios electivos que prevean las leyes y los colegios electorales elegidos por la Asambleas primarias, procederán a elegir los miembros del senado y la cámara de diputados. Ese Congreso votara las reformas a la Constitución y acorde con esto, el Gobierno Provisional designara plenipotenciarios para negociar el Tratado de Rectificación que contempla la validez de decenas de Ordenes Ejecutivas del Gobierno Militar que beneficiaban los intereses de terceras personas y compañías no dominicanas.
Este Plan fue ejecutado eligiendo los firmantes del Entendido de Evacuación, al presidente provisional Juan Bautista Vicini Burgos, quien se encargaría de ejecutar los acuerdos firmados, siempre asesorado por Summer Welles y el grupo de “representativos,” y preparar todo lo relativo a las elecciones que debían ser celebradas en 1923, pero fueron celebradas el 15 de marzo de 1924, triunfando el General Horacio Vásquez
10. HORACIO VASQUEZ Y LA PRENSA NACIONAL
Después de las elecciones generales se realizó una reforma constitucional, en la que se contempló la libertad de prensa y el fin definitivo de la censura. Esas reformas de mayo de 1924, quedaron vertidas las aspiraciones del hostosianismo y de los hombres de principios liberales que siguieron sus huellas: inviolabilidad de la vida, el fin de la pena de muerte y la “libertad de expresar el pensamiento por medio de palabras, escritos o impresos, sin previa censura, se modificó para darle más amplitud, quedando redactado así: “El derecho de expresar el pensamiento por cualquier medio, sin previa censura”[36].
En la reforma también se admitió que la suspensión de ciertos derechos individuales, en los casos de alteración de la paz, se circunscribiera al lugar en que tal alteración exista. Sin embargo, cuando se discutió la ratificación de la Convención Dominico-americana, a finales de 1924 el gobierno del General Vásquez mostró su interés en controlar la prensa a través de una nueva legislación. Sobre este particular, dijo Manuel de Jesús Camarena, en 1927:
El horacista Luis F. Mejía, dice que en la prensa nacional se atacaba al Gobierno con la más completa libertad: El Listin Diario había abandonado la actitud hostil de los días de la Convención y defendía la política gubernamental: La Información dirigida por Cesar Toelntino y el diario capitaleño La Opinión se habían colocado abiertamente en la oposición…Rafael Damirón publicaba en El Monitor, desde cuyas columnas escarnecía diariamente a Horacio Vásquez[37] De paso, Luis F. Mejía acusó a la prensa de desatar contra Vásquez una propaganda no constructiva y de buscar a escondida dadivas y favores:
Sin embargo Luis F. Mejía, nada dice de los periódicos cerrados, los periodistas encarcelados, las deportaciones de articulistas y sobre el intento del gobierno de Horacio Vásquez de limitar constitucionalmente la libertad de prensa.
Uno de los conflictos más sonados del presidente Vásquez y el periodismo nacional estuvo relacionado con la firma, el 27 de diciembre de 1924, de una nueva Convención Dominico-americana, la que fue ratificada por el Congreso el 23 de mayo de 1925. Esta Convención apenas modificó la de 1907. Solo se modificó lo relativo a la introducción de la posibilidad de realizar arbitrajes y las mejorías de los asuntos diplomáticos.
Así como la prensa nacional reaccionó de forma valiente y patriótica ante la ocupación militar norteamericana, de 1916, de igual modo se enfrentó esta a la Convención de 1924. Innúmeros fueron los casos de sanciones a la prensa por su modo de comentar la Convención y a sus promotores.
Entre los periodistas apresados por criticar las negociaciones de Vásquez con los Estados Unidos, se citan los siguientes: el redactor de El Progreso de La Vega fue puesto en libertad provisional bajo fianza, el 4 de junio de 1925, también el Independiente, de Santo Domingo, por publicar en su No.823, del mismo mes y año, crónicas en contra de la Convención y ofensas al Presidente Vásquez. Alfredo Sánchez Pérez, director de El Heraldo, de La Romana, fue sometido a la justicia por igual motivo; El Monitor de Santo Domingo fue suspendido temporalmente en Agosto de 1925, pero su director Rafael Damirón, mientras duró la suspensión siguió publicando sus famosos “Pimentones”, sección política muy leída en las páginas del Independiente, por cortesía de su director Eleuterio de León; también fue apresado el Lic. Rafael Estrella Ureña luego de pronunciar un vibrante discurso.[38]
10.1 PRIMER CONGRESO PANAMERICANO DE PERIODISTAS.
En el mes de abril de 1926 fue celebrado en Washington el Primer Congreso Panamericano de Periodistas. Este congreso abría, por lo menos para los dominicanos, un viraje de la actitud del gobierno de los Estados Unidos en relación a la prensa latinoamericana. Ahora no se trataba de censurar sino de borrar aquella imagen prebostal de la potencia en relación a los periodistas del continente.
10.1 PRIMER CONGRESO PANAMERICANO DE PERIODISTAS.
En el mes de abril de 1926 fue celebrado en Washington el Primer Congreso Panamericano de Periodistas. Este congreso abría, por lo menos para los dominicanos, un viraje de la actitud del gobierno de los Estados Unidos en relación a la prensa latinoamericana. Ahora no se trataba de censurar sino de borrar aquella imagen prebostal de la potencia en relación a los periodistas del continente.
De Republica Dominicana fueron invitados, con todos los gastos incluidos, una comisión de siete periodistas integradas por Persio C. Franco, C. A. Patín Maceo, Federico Llaverias, Arturo Pellerano Sardá, Francisco Sanabia hijo, Julio González Herrera y Emilio García Godoy, todos vinculados a la campaña nacionalista, desde sus respectivos medios, por la desocupación militar de Santo Domingo, durante el periodo 1916-1924.
Federico Llaverías, en una especie de memorias de la participación dominicana en el referido Congreso, dijo sobre el interés de este Congreso lo siguiente:
En aquella “parranda cordial” la delegación visitó varios Estados y sitios de interé históricos, educativos, turísticos y comerciales de Norteamérica. En el evento, además de los delegados panamericanos, participaron el presidente Calvin Coolidge, el Vicepresidente Charles G Dawes, el Secretario de Estado Frank B Kellogg, el ex Secretario de Marina Daniels, y varios gobernadores, de los Estados Unidos, dan a entender la importancia para el gobierno americano de este evento, en el que se trataron los siguientes temas: “Allí se trató de la prensa y las relaciones internacionales; de la colección y distribución de noticias; del anuncio; de la organización del periódico; dé la escuelas de periodismo; de la asociación de periodistas; de la ética del periodismo; del Faro de Colón.”[39]
Los temas presentados por la delegación dominicana fueron: el proyecto para la construcción del Faro a Colón y un proyecto sobre garantía para los periodistas frente a los procedimientos arbitrarios de cualquier engreído gobernante. Las dudas de sectores dominicanos sobre los propósitos del Congreso Panamericano trataron de ser disipadas por Federico Llaverías, cuando en su memoria escribió:
CONGRSO DE LA PRENSA, 1926
A finales de 1926 algunos medios informativos generaron un movimiento para reunir nuevamente el Congreso de la prensa, recordatorio de aquel que tan gallardamente defendió en 1920 la libertad de prensa. Las motivaciones estaban relacionadas con la represión desatada y con el proyecto de ley que Horacio Vásquez había enviado al Congreso para modificar el Código Penal en los asuntos de libertad de prensa y de imprenta. El Congreso fue convocado para comenzar a seccionar el 7 de noviembre de 1926, pero debido al retiro oficial del proyecto, algunos medios se decidieron a no participar en el mismo:
Mientras que la revista La Opinión veía el evento como necesario e inaplazable, aprovechando la proximidad del mismo para referirse a temáticas periodísticas que ellos entendían eran de interés en aquellos días:
10.2 REPRESIÓN GOBIERNO HORACIO VASQUEZ CONTRA LA PRENSA
La represión del gobierno de Vásquez contra algunos periodistas todavía era evidente en 1927, en especial cuando se estuvo discutiendo la reforma a la Constitución, con el fin de pasar el proyecto de ley que prolongaba el período de gobierno de cuatro a seis años:
LISTA DE PERIODISTAS E INTELECTUALES APRESADOS Y ENJUICIADOS DURANTE EL GOBIERNO DE HORACIO VASQUEZ,1924-1930
_______________________________________________________________
Américo Lugo Director de Patria
Rafael Estrella Ureña Intelectual
R. Cesar Tolentino Director La Información
Luis C. del Castillo Intelectual
Emilio A. Morel Periodista
Álvaro Álvarez Director La Opinión
Manuel Ma. Morillo Intelectual
A. Fiallo Cabral Intelectual
Osvaldo Bazil Intelectual
Enrique Cambier Director La Nación
T. R. Hernández Franco Intelectual
Gustavo A. Mejía Intelectual
Manuel R. Mateizán Directo de Heraldo Nacional
Miguel A. Morillo Intelectual
Gregorio Gilbert Periodista
Ulises Heureaux hijo Intelectual
Noel Henríquez Intelectual
Francisco A. Cordero Periodista
Julio V. Arzeno Periodista
Pedro A. Santana Profesional
Agustin Aybar Intelectual
Oscar Delanoy Director de Cojánlo MolInas Intelectual
Ramón Asencio R. Intelectual
Manuel A. Peña Batlle Intelectual
Emilio A. Godoy Intelectual
José Ma. Félix Intelectual
Luis Sánchez Andujar Intelectual
R. Pérez Ortiz Intelectual
Luis V. Pino Publicista
Fuente: Emilio A. Morel. Desde mi sector. C.T. Tipografía Cambier, 1936, pp.72-73.